Rey Tiniebla cuenta los últimos días de Felipe II en labios de Ginés, el mozo de retrete que le asiste en el Escorial.
La novela se centra en la relación que se establece entre los dos y en el examen de su vida que pudo hacer el Austria en esos momentos. Tiene como telón de fondo inspirador el tríptico del Bosco titulado El jardín de las delicias. Ginés trata al gran hombre en los momentos más miserables de una existencia ya miserable y desvalida de por sí. Felipe II ve continuamente un perro negro en sus pesadillas que se hace más real que los nobles, enanos bufones y sacerdotes que le rodean en la vigilia. Se suceden recuerdos de batallas, de asuntos políticos o de mujeres. Felipe II piensa mucho en Dios.
Enrique tiene la valentía (y el riesgo) de meterse en un terreno muy trillado. Felipe II está muy escrito, y bien, …y muy leído, y a estas alturas no es fácil aportar cosas nuevas.
El lenguaje es riquísimo y extremadamente cuidado, fiel a cómo se expresaría un narrador de principios del XVII. Me quedo con ganas de leerle algo al autor escrito en castellano del S.XXI.