[ Esta reseña se publicó en Aceprensa el 29.III.17 ]
Claudette y Daniel viven en un caserío irlandés y viven con sus tres hijos (el mayor, fruto del primer matrimonio de ella). Él es norteamericano, da clases de lingüística en Belfast y tiene otros dos hijos en California. Ella es una famosa actriz francesa que un día, antes de conocer a Daniel, decidió desaparecer, dejarlo todo y pasar al anonimato. El libro comienza cuando Daniel oye en la radio una noticia sobre Nicola, una novia de juventud con la que rompió abruptamente.
A partir de aquí la autora va desplegando el pasado de todos los personajes mencionados. Los capítulos, a modo de piezas de un puzzle, van saltando de una época a otra y de un país a otro. El padre del primer hijo de Claudette, la madre de Daniel, su amigo íntimo de la época universitaria, la historia con Nicole, la hija que adopta el hermano de Claudette, todas son piezas que nos ayudan a entender la personalidad de la pareja protagonista, cómo han llegado a donde están y porqué reaccionan como lo hacen ante la inesperada reaparición en sus vidas de Nicola.
O’Farrell toca temas medulares (el dolor, la pérdida, la paternidad, el perdón, la entrega) y acierta con los personajes (complejos, atractivos, mostrados en profundidad) y el modo de contar (sorpresas, información nueva en cada capítulo). Su discurso es fresco y moderno. No renuncia a artificios (pasajes en segunda persona, uso de notas) pero sin perder las riendas ni abrumar al lector. Combina los tonos graves con los humorísticos-irónicos según convenga. El libro no es corto pero no decae.
La irlandesa (1972) ha construido en esta su séptima novela una bonita parábola sobre las pruebas que debe pasar el amor. Con indudable talento nos ha dado personajes muy reales que deben lidiar con las trampas del pasado pero que, como todos los hombres, tienen en sus manos las claves para construir sus proyectos y sobreponerse a los propios errores.