Concluye la tetralogía dedicada a la guerra por el poder en Inglaterra entre las casas de Lancaster y York. Lo narrado en este cuarto libro empieza en 1470 (el conde de Warwick vuelve a Inglaterra y se enfrenta a los York, entonces en el poder) y concluye en 1485, con las dos casas unidas e iniciándose el periodo Tudor.
Acaba un relato de casi dos mil páginas, que abarcan treinta años interesantes de la historia de Inglaterra. Los libros son serios y a la vez amenos. Puede resultar algo repetitiva la sucesión de intrigas, traiciones y batallas, pero el relato es siempre ágil y es viva la imagen que se muestra de la trastienda del poder. Reyes, nobles y militares se alternan con espías y personajes del pueblo, con lo que la imagen global es completa y representativa. Esta cuarta entrega es quizás la más dramática, y muestra con intensidad hasta donde están dispuestos a llegar los protagonistas siguiendo su ambición y el peso del pasado: viejas heridas, venganzas y ejecuciones. Me ha parecido la de más calidad junto con la segunda.
Iggulden trabaja sus libros y luego sabe divulgar con acierto. Los mapas, cuadros genealógicos, lista de personajes y notas históricas demuestran lo primero y el cuidado de los personajes y la emoción de las batallas lo segundo. Como ya hizo con las figuras de César y Gengis Khan, opta por narraciones de largo recorrido que le permiten desarrollar a fondo los conflictos, apoyado por el seguro colchón de la historia. BIEN.