2 de mayo según Pérez-Reverte

A FAVOR
– Recreación rigurosa de tiempos, lugares y personajes. Da la impresión de que, como siempre, Pérez-Reverte ha trabajado mucho el libro.
– La magnífica presentación de Alfagüara, que tira la casa por al ventana con su escritor-estrella: pasta dura, sobrecubierta plastificada y plano de época de Madrid.
– A Pérez-Reverte se le ve en su salsa entre militares machotes y manolas de armas tomar. Mucho casticismo, chulerías y tacos en las réplicas y diálogos.
– Evita caer en maniqueísmos: sobresale la arrogancia franchute pero se recogen también cosas buenas, brillan la casta y el patriotismo españoles pero quedan claras limitaciones y cobardías.

ALGUNOS PEROS
– Se hace un poco pesada la relación de cientos de personajes, con nombre, dos apellidos y edad.
– Supongo que al que sea de Madrid y conozca todas las calles que se mencionan, disfrutará más con tanto callejero.

EN CONJUNTO
– Entretenida.
– Agridulce: “el día que parecimos una nación…fue un espejismo”.

Billy Wilder

Me gustan bastante las películas más flojas de Billy Wilder. Las buenas, no digamos. Así que es lógico que la primera biografía de un director de cine que he leído en mi vida sea la suya.

Era un hombre bastante genial, raro, en el sentido de escaso. Hay la opinión unánime entre cuantos le trataron de que fue un personaje único.

Me he hecho la idea de que fue sobre todo un artista. Le encantaban los cuadros, la cocina, los libros (sobre todo de historia), conversar, conocer ciudades. Su sensibilidad no iba acompañada de caos y apatía sino que era enormemente trabajador y eficaz.

Su inteligencia le descubría el fondo de las personas y conductas, y creo que no tenía muy buena opinión sobre los hombres. Y esto es lo que mostraba en sus películas. Siempre se habla de su humor mordaz, cínico, de su gusto por las farsas y mascaradas que no ocultan una visión ácida de sus congéneres. Fustigó al capitalismo y al socialismo, al matrimonio y al mundo del espectáculo, a la hipocresía y al egoísmo. Como todo mujeriego, era un gran misógino.

Era muy divertido y no tenía pelos en la lengua para decir lo que pensaba a quien fuera necesario. Le tenían como una especie de oráculo que hablaba en aforismos, le salía así.

El libro lo ha escrito Kevin Lally (1996) y está publicado en España por Ediciones B.

Mañana seguiré comentando algo más.