Otro tipo de jóvenes

Un instituto de jóvenes no es sólo droga, sida, embarazos de rebote y abortos de tapadillo, anorexia y vandalismo. La literatura suele cargar las tintas en lo problemático, las novelas juveniles suelen identificar adolescencia con movida permanente y encefalograma plano

José Ramón Ayllón piensa eso y cuenta en Vigo es Vivaldi la historia de Borja y sus amigos del Cunqueiro. Estudios, deportes, enamoramientos, relaciones familiares, libros, bailes, etc. Todo sin estridencias. El diario de tres meses que terminan de forma sorprendente.

Se ve que el autor conoce bien el paño y domina las jergas estudiantiles. Una novela positiva y agradable de leer, no es espectacular pero sorprende por el enfoque positivo.

Me dicen que tiene continuaciones pero parece que esta primera es la mejor.

Cielo noctuno (Puértolas)

La protagonista y narradora, hija única de una familia de clase media, evoca su infancia, adolescencia y primera juventud. De pronto se encuentra como persona adulta y quiere saber cómo ha llegado a lo que es ahora. Rastrea en su pasado en busca de las relaciones clave, los momentos decisivos y las influencias determinantes que han ido definiendo su personalidad y forjando su carácter. A Puértolas le interesa explorar los contactos entre el yo íntimo y lo exterior, personas y circunstancias, y ver en qué medida el primero se ve influido por lo de fuera. Van desfilando personajes según pasan los años: sus padres, sus tías, las profesoras del colegio de monjas, vecinos, el primer amor, los compañeros de facultad y otras aventuras sentimentales.

Literatura intimista e introspectiva, que se recrea en nimios recuerdos, olores, ruidos y palabras que tuvieron alguna vez importancia para la protagonista. Tienen más peso las relaciones familiares que las sentimentales y el peso de la infancia es muy superior en su biografía al de una juventud agitada por rebeldías estudiantiles democráticas.

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Pepita Jiménez

Aprovechando unos viajes, que la tenía en la pda y que el formato epistolar del libro se prestaba a la lectura fraccionada, he releído Pepita Jiménez, una novela que leí en mi juventud y de la que guardaba buen recuerdo.

La historia es conocida. D. Luis ha sido educado con su tío, ha seguido los impulsos de una vocación religiosa y está a punto de ser ordenado sacerdote. Antes, pasa unos días con su padre en el pueblo y frecuenta en tertulias a una viudida que, a su vez, es cortejada por su padre.

Valera está encasillado entre los novelistas españoles de tesis del XIX. Aguanta con dificultad ser leído en el S.XXI, por el tono moralizador tan explícito y por un estilo algo anquilosado y arcaizante. Me ha gustado menos que la primera vez aunque sigo pensando que es un libro interesante.

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