Aramburu. Peces de la amargura

Me he topado con este libro que tenía en mi cartera mental desde hace años. Cuenta, en diez-doce relatos, la realidad de la violencia terrorista en el país vasco: cómo sigue con su vida la víctima ocasional de un atentado que le ha llevado una pierna, cómo sufren los familiares de alguien amenazado, la violencia callejera, la presión de los vecinos, el odio, traumas que no se curan en toda una vida. Está bien que se escriban libros así, desgraciadamente no basados precisamente en ficciones.

Los hechos narrados tienen fuerza en si, pero, como libro, todo es un poco lo mismo. Las variantes narrativas (crónica, cartas, relatos en primera persona, relatos por un testigo, etc) sólo aportan una variedad aparente. El primer relato, que da título al libro, está muy bien y conmueve. Todo lo demás es abundar en la irracionalidad e inhumanidad de la excusa política para el crimen.

Maestro Arreola

Un artículo antiguo tras una feliz lectura de 1998 (Narrativa completa, Ed. Alfagüara, 1997).

Arreola es un narrador excepcional y deslumbrante. Nació en 1918 (Zapotlán el Grande, México), hasta los treinta años se desempeñó en innumerables oficios, entre ellos, la actividad editorial, cultivó el teatro y viajó a París. Hasta los cincuenta se dedicó a escribir. Desde entonces hasta hoy ha seguido cultivando la palabra en vivo a través de sus frecuentes apariciones públicas y en TV y dirige talleres literarios.

Es el triunfo del verbo, de lo preciso sobre lo confuso, de la forma sobre la materia. Administrador ejemplar de la sorpresa, el misterio y el sentido del humor, va de lo creíble a lo increíble, de la realidad a lo fantástico, de lo documentado a la ficción con una naturalidad pasmosa y envolvente. Su indolencia creadora, su aparente falta de compromiso y su voluntaria marginalidad del mercado literario, han sido tan criticadas como ensalzados su virtuosismo verbal y su vasta y autodidacta cultura.

Cultiva un género híbrido del poema en prosa, el cuento y el ensayo. Podemos dividir su producción en tres bloques:

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Ojos de agua. Villar

La novela negra tiende a caer en los extremos escabrosos, hiperviolencia, corrupción y sexualidad desbocada. Eso pasa en casi todos los españoles que frecuentan el género. Quizás por eso la irrupción de Domingo Villar, con otros aires, ha llamado la atención. Con sólo dos novelas se ha colado en los primeros puestos, incluso en el de honor, y ha sido destacado dentro y fuera de nuestro país. Ya les hablé de su segunda novela, y ahora he leído la primera.

Ojos de agua me ha parecido algo más floja, pero también de calidad. Una turbia historia de homosexualidad y crimen. La presentación de la pareja Caldas (gallego)-Estévez (aragonés). Lenta pero sin divagaciones, aunque algo apresurada al final. Buena trama (aunque no súper), buenos diálogos y, sobre todo, buenos personajes y excelente ambientación: qué pasa por la cabeza de Caldas (su padre, Alba, la radio), qué come, que música oye, cómo huele Vigo.

En fin, que me encanta poder recomendar por fin a un español de literatura policiaca.