D’Ors. Virutas de taller

VirutasLe he tenido de tertulia en un Colegio Mayor, me cae muy bien y es el autor del único libro de poesía de autor vivo que he leído en mi vida (lo cual, admito, no dice mucho de mi). Me encuentro sin buscarlo un libro suyo de textos variopintos, y además veo que es el segundo de ese género. No puedo creerme tanta suerte.

Se refiere al periodo 2004-2009 y habla de sus opiniones, sus lecturas, gentes, premios, poetas, actualidad española, excursos de profesor de universidad, etc. Un festín.

Se sitúa de entrada más allá del bien y del mal y promete sinceridad. Y no hay motivos para no creerle, sobre todo porque se despacha a gusto. Es un libro imposible de resumir. Yo he anotado muchas cosas (ya saben, con el Dragon) y no tardaré en hacerme con el primero.

Valiente y apasionado. Habla de poesía, de palabras, de nacionalismo, de Dios, de escritores con gato o con perro, de mujeres costureras o cocineras, de su ilustre abuelo, de la homosexualidad, del matrimonio, comenta un soneto, destroza la introducción a un libro, alaba unos versos, resume las etapas de la literatura en gallego, denuncia los tejemanejes del mundillo literario. En fin, un delicioso descubrimiento. Además, bellamente editado en mi tierra.

(…¡Si encima me interesara la poesía…!)

Muñoz Rojas. Las cosas del campo

Cosas del campoTengo dos amigos que adoran a Muñoz Rojas. Pero a mi no me gusta la poesía ni especialmente el campo, así que llevo varios años evitándole. Al final me decido a sacar Las cosas del campo y me temo lo peor, una especie de Platero y yo en versión de Bienmesabe antequerano (para los que no lo conozcan, un postre muy, muy, empalagoso). Pero no, me ha gustado. Son breves prosas (poéticas, pero prosas) que recorren un año en el campo. Personas, oficios y naturaleza. Mucho amor por la tierra. “Sólo volviendo a ella encontrarán los hombres lo mejor de ellos mismos”. Yo no tengo esa experiencia ni la comparto, pero la respeto.

Y sobre todo lo que respeto son sus imágenes y sus adjetivos: los troncos cenizosos de la higuera, ascuas fresquísimas (el granado), un candelabro de flores (el manzano) o la encina, enmelada, como llovida de belleza. No tengo ni idea de qué son la mayoría de instrumentos y plantas que describe, pero qué más da. Las 50 estampas componen un libro estupendo y me apresuro a anotar los nombres de sus cuatro libros de memorias. El entusiasmo no me llega para apuntar también los de poesía.

Cuadernos de escritura de Carlos Pujol

Carlos_PujolHe terminado los Cuadernos de escritura de Carlos Pujol. Una lectura muy provechosa, mucha sabiduría junta. Son tres libritos de aforismos y artículos breves de 1988, 1998, 2008 que se publicaron juntos en 2009.

Pujol (filólogo, poeta, traductor, novelista, crítico y ensayista) sabe algo del oficio y comparte todas sus intuiciones sobre el hecho de la escritura. Con gran sentido común y desparpajo intenta cercar una acción inasible y mostrarnos algunos caminos (esto sí, esto no) que lleven al hecho literario.

Me parece un libro estupendo para cualquier aficionado a escribir, o al menos a leer, y no digamos para el que escribe sobre lo que lee.

Muchos de estos aforismos (y otros que aparecerán) ya los he copiado para ustedes en el blog.