Connolly, el 9

Novena entrega de la serie Charlie Parker.

a) Ex-militares de Iraq, suicidios, Trastornos de stress post traumático. Red de tráfico de antiguedades. Una psicóloga que los ha tratado a todos ellos.
b) Los personajes misteriosos de Connolly: el Coleccionista (viejo conocido), un tal Herodes (pavoroso) y otro ser que no se sabe bien a qué mundo pertenece, el Capitán.
c) El trípode que sujeta esta historia se completa con Parker y sus colaboradores.

Connolly siempre juega un poco con lo no natural (creo que aquí la palabra sobrenatural es inexacta): voces, sueños, muertos, criaturas casi demoniacas. En algunas historias viene más a cuento que en otras, y casi siempre logra un efecto aterrador, gracias al equilibrio que logra mantener con el realismo. Cuando este equilibrio se rompe hacia lo irracional, el lector deja de creerse lo que está leyendo, o cambia de registro hacia la ciencia-ficción paranormal. Para mi, en ese momento, lo aterrador pasa a convertirse en patético y gratuito.

Esta vez Connolly está al borde del descalabro narrativo, y se aprovecha de que ya nos tiene muy atrapados con Parker.

De los más flojitos de la serie.

El ladrón de tiempo

“Nunca muero. Sólo me vuelvo más y más viejo”. Así empiezan las memorias que Matthieu Zéla comienza a escribir en 1999 y que abarcan dos siglos y medio. Boyne cuenta algunas pinceladas de historia colocando a su longevo personaje en varios escenarios: la revolución francesa, la crisis económica de 1929, los primeros Juegos Olímpicos modernos o la unificación italiana. Conocemos algunos de sus trabajos, casi siempre relacionados con la producción de ficciones para cine o televisión, a algunas de sus relaciones sentimentales y a algunos de sus parientes. La novela va saltando de su primer amor, Dominique, en 1760, a los problemas de su sobrino Thomas en tiempo presente, 1999, pasando por los escenarios mencionados. Zéla ha vivido en la pobreza picaresca y en la opulencia, ha viajado mucho y conocido a todo tipo de personas, carece de concretas preocupaciones morales, sin ser mala persona, y cuenta todo con estilo sencillo, directo y ágil.

El mito de la eterna juventud ha sido tratado magistralmente con tintes trágicos, como mínimo, por Wilde y Goethe. Aquí no es más que un recurso para poder narrar en primera persona hechos tan alejados en el tiempo. En ningún momento llegamos a saber por qué ocurre a Zéla tan singular cualidad. El libro entretiene sin llegar a seducir en ningún momento, ni en su personaje principal, ni por los hechos en que participa. Esta fue la primera novela de Boyne y ya demuestra, y ha confirmado después, sus buenas dotes de narrador y su imaginación. Cada libro es diferente y ninguno es aburrido, aunque hasta ahora no ha escrito nada especialmente destacable.

En la corte del lobo

Thomas Cromwell es uno de los grandes maniobradores de la historia, lo que lo convierte ante algunos ojos en un personaje fascinante. Corrupto, encantador, trabajador incansable, su talento político le llevó desde la nada hasta la cima del poder, situándole en el epicentro de la revolución social y religiosa que provocó en encaprichamiento de Enrique VIII por Ana Bolena.

Esta novela histórica, premio Booker en el Reino Unido en 2009, se centra en el periodo 1527-1535, desde la caída de Wolsey hasta la de Moro. La corte Tudor es un torneo de inteligencia y poder, donde todos juegan a varias bandas y nunca hay una sola intención en lo que se dice que, a la vez, nada tiene que ver con lo que se piensa o se hace. La trama, a pesar de ser muy conocida, no deja de interesar, sobre todo porque Mantel da un tratamiento original a los hechos y diálogos.

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