
El año pasado leí Venganza, la segunda novela de Brian Freeman, buena novela negra pero al borde del mal gusto por su excesiva sordidez ambiental. He confirmado esta impresión con Inmoral, la primera que escribió.
Jonathan Stride investiga la desaparición de dos chicas jóvenes. La trama avanza según se van descartando sospechosos que parecían evidentes. Muchos elementos tópicos: el periodista preguntón que incordia a la poli, el fiscal ambicioso, el abogado sin escrúpulos, los detectives duros, etc. Lo más duro de la novela son las pésimas relaciones padres-hijos.

