Segundo tomo de las memorias de Marai, que cuenta desde que los alemanes invaden Hungría (III.44) hasta que el escritor deja el país definitivamente (VIII.48). Es la continuación de Confesiones de un burgués.
Escrito veinticinco años más tarde de los acontecimientos que relata, desde su exilio en San Diego, el tema del libro es la opresión comunista, la descripción angustiosa del clima de asfixia que le impulsó a la decisión dramática de dejar para siempre su tierra (que no su lengua).
Marai es un testigo privilegiado (por su inteligencia y su capacidad de contar las cosas) de hechos hoy muy conocidos y lo personal de estas memorias es cómo le afectó todo esto, más que el que cuente muchas cosas íntimas. El es la caja de resonancia de calidad de unos hechos políticos. ¡Tierra, tierra! Es un llanto por una Europa sin credo ni misión, la condena a un régimen («maldad constante y generalizada e inmoralidad idiota y testaruda») en el que no es posible vivir como hombres.