Pivot (Lyon, 1935) es uno de los escasos periodistas culturales que ha conseguido ser popular ocupándose de un asunto minoritario como son los libros. Su impecable trayectoria en la TV francesa (1975-1990 con Les Apostrophes, 1990-2001 con Bouillon de culture) le ha puesto en contacto con centenares de escritores y, de paso, a miles de lectores con los libros de estos. Armado de sus famosas fichas y de sus diez horas diarias de lectura, ofrecía cada viernes un raro espectáculo formado sólo de ideas y palabras, y era misteriosamente seguido por miles de franceses. Si sumamos a estos legendarios programas sus célebres Dictados y Concursos de ortografía (también televisados) y sus años al frente de la prestigiosa revista Lire, nos encontramos con un divulgador cultural de primer nivel, muy tenido en cuenta tanto por creadores como por vendedores y consumidores de libros.
Su éxito no es achacable sólo al respaldo de un medio como la televisión, sino más bien a su estilo: consiguió trasladar al S. XX el encanto de la conversación literaria o intelectual al estilo francés, “mezcla de cháchara mediterránea (aunque no en exceso) y de contención anglosajona (aunque no siempre)”, heredera de los salones literarios del siglo XVIII. También influyó su integridad e independencia, algo poco frecuente en un ambiente profesional dado al amiguismo.

