Jiménez Lozano (Advenimientos) y Cartas de Eloísa y Abelardo

En 1115 se conocen Eloisa y Abelardo, ella es mucho más joven. Cuatro año más tarde tienen un hijo y Abelardo es castrado por orden del tío de Eloísa. Ambos entran en religión. Están enterrados en Paris (Père-Lachaise), pude visitar su tumba hace unos años. Leí hace años un libro de Regine Pernaud contando esta historia y ahora me encuentro las Cartas entre los dos amantes, edición que incluye el relato de Abelardo (Historia calamitatum) de todo el asunto. Como historia de amor trágico es parecida a tantas otras. Abelardo era filósofo y profesor de prestigio. Las cartas se hacen pesadas. BIEN.

Demasiado cerca del anterior, cae en mis manos otro tomo de los diarios de Jiménez Lozano. Advenimientos. Excelente como todos los demás. Un antídoto contra la estupidez. Y sin gritar. Arte, Kierkegaard, islamismo, rastreos en la historia (epistolarios, biografías), reivindicación de la persona (frente a la ciudadanía), lamento ante la pérdida de valores y el empobrecimiento de la cultura, valiente defensa de la fe, y muchas cosas más. Como no estoy de acuerdo en esto con Azorín, he tomado abundantes notas. NOTABLE (ALTO).

Leys. La muerte de Napoleón

Leys fantasea en esta breve novela sobre cómo podía haber sido la salida de Napoleón de Santa Helena. Su ucronía inventa un doble que permanece en la isla y un viaje para el emperador que termina llegando a París vía Bélgica, donde conoce a una viuda vendedora de melones. El destino de Eugène Lenormand, nombre con el que viaja, no coincide exactamente con lo que sucedió en la realidad.

La invención es afortunada y da pie a todo tipo de situaciones ingeniosas. Eugène Lenormand, antes dominador de Europa pero también un ser endeble e inepto para todo lo manual, es tratado con frecuencia con hostilidad e insolencia; visita Waterloo y oye las explicaciones del guía, un supuesto veterano de la Grande Armée; entretiene los sueños de grandeza con requerimientos más inmediatos de alcance modesto, etc.

El estilo del escritor belga es excelente para el artículo y el ensayo breve. No brilla tanto en esta corta ficción, la primera y única que escribió. Aunque el carácter del emperador y de otros personajes es mostrado con sus acciones y palabras, la narración tiende a la digresión. El ritmo irregular en el desarrollo de la trama, cierta rigidez en los diálogos y una débil imaginación en algunas peripecias hacen de Leys un narrador sólo discreto, por debajo del nivel que muestra en otros campos. El libro se lee con agrado aun siendo una buena idea no del todo aprovechada.

La novela es de 1986. Se publicó en España hace treinta años (Anagrama, 1988) y vuelve a reeditarse ahora con una nueva traducción. En Reino Unido se hizo una película en 2001, Mi Napoleon, basada en la novela.

Fred Vargas. Cuando sale la reclusa

La última de Fred Vargas está muy bien, como todas, pero no me parece la mejor.

Tenemos a Adamsberg más brumoso que nunca, pletórico de «protopensamientos» que le emborronan la mente. Esto siembra la desconfianza en su brigada, a pesar de sus múltiples aciertos anteriores, pero permite a la autora algunas carambolas que le van encajando la trama. El recurso me ha parecido menos justificado que en otras novelas.

Es un caso turbio y feo de violaciones y venganzas. Quizás el más oscuro al que se entregado hasta ahora nuestro inefable comisario, más errático y menos cartesiano que nunca. Las reclusas son arañas pero también mujeres encerradas en vida. Algo barroco. Se une el breve caso inicial, el asunto del voyeur en el piso de Froissy y la lucha sorda de Adamsberg con Danglard.

De lo mejor, como otras veces, la relación con cada uno de los miembros del ecosistema policial del XIIIe arrondissement.