Leys fantasea en esta breve novela sobre cómo podía haber sido la salida de Napoleón de Santa Helena. Su ucronía inventa un doble que permanece en la isla y un viaje para el emperador que termina llegando a París vía Bélgica, donde conoce a una viuda vendedora de melones. El destino de Eugène Lenormand, nombre con el que viaja, no coincide exactamente con lo que sucedió en la realidad.
La invención es afortunada y da pie a todo tipo de situaciones ingeniosas. Eugène Lenormand, antes dominador de Europa pero también un ser endeble e inepto para todo lo manual, es tratado con frecuencia con hostilidad e insolencia; visita Waterloo y oye las explicaciones del guía, un supuesto veterano de la Grande Armée; entretiene los sueños de grandeza con requerimientos más inmediatos de alcance modesto, etc.
El estilo del escritor belga es excelente para el artículo y el ensayo breve. No brilla tanto en esta corta ficción, la primera y única que escribió. Aunque el carácter del emperador y de otros personajes es mostrado con sus acciones y palabras, la narración tiende a la digresión. El ritmo irregular en el desarrollo de la trama, cierta rigidez en los diálogos y una débil imaginación en algunas peripecias hacen de Leys un narrador sólo discreto, por debajo del nivel que muestra en otros campos. El libro se lee con agrado aun siendo una buena idea no del todo aprovechada.
La novela es de 1986. Se publicó en España hace treinta años (Anagrama, 1988) y vuelve a reeditarse ahora con una nueva traducción. En Reino Unido se hizo una película en 2001, Mi Napoleon, basada en la novela.