Pivot. De oficio, lector

Pivot es el divulgador más importante de libros en Francia. Ha dirigido célebres programas semanales en TV durante treinta años. La entrevista larga de Nora se centra demasiado en el formato de los programas, pero salen muchas cosas interesantes de algunos autores, de la lectura, de la televisión y de la sociedad francesa. Lo intelectual y lo televisivo parecen como el agua y el aceite, pero Pivot ha triunfado evidentemente en sacar adelante la difícil mezcla. Me pareció más interesante el otro libro suyo del que les hablé, pero este merece también la pena.

Resume Nora: Más periodista que intelectual, más comentarista que crítico, más directo que entre líneas, más sibarita y más popular. Su retirada fue una apoteosis, un motivo de luto nacional. Se cerró una época dorada de la televisión. Sociabilidad jovial, cultura de lo sabroso y de lo sensual, espontaneidad curiosa, el gusto artesanal por el trabajo bien hecho. Y como remate, el fútbol, el vino, la buena mesa y el profundo vínculo con la patria chica. Combinación ganadora para gustar al público popular y el refinado. Un concentrado de francés.

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Diarios de Baudelaire

Estos dos textos juntos, Diaríos íntimos (que incluye Cohetes y Mi corazón al desnudo) y Consejos a los jóvenes escritores, forman juntos un fino librito que, sin embargo, vale la pena.

Habla de Dios y de la plegaria, del amor, de la vida y el fracaso, del dandismo y del trabajo. Es provocador pero dice algunas cosas verdaderas.

Las más interesantes, las de tipo literario:

La inspiración viene siempre que el hombre lo quiere, pero no se marcha cuando él lo desea.

No soy partidario de la tachadura; emborrona el espejo del pensamiento.

Sé siempre poeta, hasta en prosa.

Memorias de Stendhal

Después de Léautaud, no tenía más remedio que leer el Brulard. Lo he hecho no en la traducción de Bergés para Austral sino en una para Alfaguara de Juan Bravo. Lo que dice L es totalmente cierto y se aprecia incluso vertido al castellano: es fresco y lleno de realidad y autenticidad, a lo que contribuye sin duda que está sin terminar y sin revisar. Lástima que sólo llegue hasta su juventud. El contenido en si no es especialmente interesante: la muerte de su madre, el odio hacia su padre y hacia el jesuita que le educó, su temprana aversión hacia el cristianismo, su elitismo aristocrático. Es un tipo al que no le gusta casi nadie. Es un niño talentoso con pronta afición por las letras y la música.

Adora a Shakespeare, Cervantes, Ariosto, Rousseau, La Fontaine y las Memorias de Saint-Simon. No así a Racine ni a Voltaire.

Más adelante seguiré con los Recuerdos de egotismo, su Diario y sus libros de viajes.

No pretendo escribir una historia sino simplemente anotar recuerdos a fin de adivinar qué clase de hombre he sido.

No me atribuyó más méritos que pintar fielmente la naturaleza que con tanta claridad se me presenta en ciertos momentos. También estar seguro de mi perfecta buena fe, de mi adoración por lo auténtico. En tercer lugar, el placer que siento de escribir.

Es curioso observar la cantidad de cosas que recuerdo desde que escribo estas confesiones.