Elio Espartano

Me gusta todo lo que tenga que ver con la Roma antigua, me gusta la novela criminal, y Ben Pastor me gusta mucho, así que entusiasmó descubrir que tenía dos novelas protagonizadas por Elio Espartano, un historiador (antes militar) de la época de Diocleciano (ppios. S. IV ddC).

He leído la primera, Conspiratio. Elio escribe sobre los emperadores anteriores al actual y descubre pistas de una posible conspiración contra el imperio que se remonta a tiempos de César. La clave es un documento que Adriano supuestamente enterró en la tumba de su efebo favorito. Los cadáveres que van quedando a su paso y sus descubrimientos le indican que está sobre algo gordo.

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Ginzburg. Pequeñas virtudes

Estupendo libro. Once textos recopilados, escritos por la escritora italiana entre los 28 y los 46 años, que podríamos calificar de ensayos autobiográficos. Desprenden intimidad, nostalgia, melancolía, ternura, delicadeza. Evoca personas y lugares, el estímulo de la amistad, la unión de la vida matrimonial. También la importancia de la lectura y la vocación por la escritura. También la experiencia del mal, la guerra y el exilio.

Me han gustado especialmente el que describe las relaciones humanas (familia, compañeros, amigos, marido e hijos, estos últimos “el prójimo por excelencia”) y el de la educación (ir a por lo grande).

Sin proponérmelo, ya han caído en mis manos tres libros de la Ginzburg, la novela Léxico familiar (que no me llamó mucho la atención), su ensayito biográfico sobre Chéjov (interesante) y éste, el que más me ha gustado sin duda.

Acercamiento a la literatura

He releído la introducción y el segundo capítulo de Si una mañana de verano un niño. En este librito el crítico italiano Roberto Cotroneo quiere explicar a su hijo el valor de la literatura. Para eso le comenta cuatro libros (La isla del tesoro, El guardián entre en centeno, La tierra baldía y El malogrado).

He renovado la primera impresión que me produjo este libro hace años: una fuerte pasión por los libros y poca claridad en la transmisión de ideas. No veo en esos libros (el cuarto no lo he leído) las mismas cosas que Cotroneo, aunque quizás de eso trata la lectura.

Hay cosas interesantes: no sacralizar la literatura, que la admiración sea el final, no el principio, escalar un paisaje y no fotografiarlo; no tener miedo a los libros, ni siquiera a los más difíciles; cultura como diálogo de nombres, autores, títulos y siglos dentro de la cabeza; no es verdad que la vida sea más compleja que la literatura, etc.

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