No tengo miedo, de Ammaniti

De Ammaniti ya les comenté favorablemente Como Dios manda. No tengo miedo es otra buena historia. El pequeño Michele de 9 años vive con su familia en una pequeña aldea de apenas un puñado de casas. Los mayores toman un feo atajo para salir de la pobreza y Michele descubrirá un secreto que transforma su modo de ver la vida.

Ammaniti juega con la elipsis y con el crescendo y atrapa irresistiblemente al lector. El mundo infantil de Michele y sus amigos es presentado de modo vivo y atractivo y muy realista. Son muy buenos los diálogos y las situaciones que muestran a unos niños crueles y leales, imaginativos, curiosos y obstinados.

El final no me ha dejado muy satisfecho pero el camino hasta ahí ha sido agradable.

(Esta novela, y Como Dios manda, han sido llevadas al cine por Gabriele Salvatores).

Así que usted comprenderá, de Magris

Inspirada en el mito de Orfeo y Eurídice, este texto (más que libro) de Magris recoge un largo monólogo: ella, muerta, rechaza el don de volver a ver una vez más a su amado, vivo; se explica ante una instancia (El Presidente de la Casa de Reposo) y recuerda su tiempo en el mundo. El amado es un escritor que sufre la pérdida de su musa, de la persona verdaderamente inspiradora y sostén de su trabajo. Ella se entretiene con frecuencia en el recuerdo de intimidades matrimoniales de alcoba.

Mito, fabulación y experiencia personal. Es difícil no imaginar a Marisa Madieri tras la figura de la narradora. Literatura de ideas, como todo lo de Magris, que no es santo de mi devoción, pero a quien de vez en cuando vuelvo, sobre todo si es breve. Este librito tiene un tono pesimista: al Presidente (¿Dios?) nadie lo ha visto jamás (ni aquí ni allí) y ella rechaza el reencuentro porque no puede ofrecer respuesta a nada: nada tiene sentido, ni aquí ni allí.

Una novela criminal

Giancarlo di Cataldo es un juez que vive en Roma y escribe historias criminales. Romanzo criminale es un ambicioso intento de poner al descubierto las intrincadas conexiones entre los verdaderos hilos del poder. En el centro, la banda della Magliana, que operó en Roma entre los años 1997-1992, hechos en los que se inspira la novela. Ellos controlan la calle (drogas, armas, prostitutas y juego). Son asesinos iletrados en busca de dinero y placer. Tienen contactos con la Mafia y la Camorra, con polis corruptos y con la masonería. Odian la política pero están más cerca de la ultraderecha fascista que de los rojos terroristas, primera preocupación del Estado. Frente a todo esto, un juez y un poli.

La historia está bien y no decae, pero no hay apenas un solo valor positivo. Todo lo poco bueno (amistad, lealtad, amor, honor, respeto) termina manchado por las pasiones, las venganzas, la traición y la locura. El libro es duro, aunque no excesivamente explícito. Los personajes están muy bien trazados.

En Italia se rodó una serie televisiva de éxito basada en la novela.