Cusk. Tránsito

Esta novela continúa la historia iniciada en A contraluz. Una escritora inglesa, con dos hijos y el matrimonio roto, llega a Londres después de un tiempo de ausencia. En la primera novela impartía en Atenas un curso de escritura y se cruzaba con una serie de personajes. Aquí se repite la fórmula: otro escritor, su ex marido, el albanés que le remodela el piso, el peluquero, una astróloga que quiere predecirle el futuro y una amiga. Conoceremos cosas relacionadas con cada uno de ellos y, en la confrontación de esos relatos con la propia interioridad de la protagonista (si puede llamársela así), la escritora irá profundizando en la comprensión de aspectos de su personalidad y de su biografía.

El libro es en realidad un conjunto camuflado de relatos independientes donde el único hilo común es quien los escucha. Tomado como novela, la armadura es endeble, pues no llegamos en realidad a saber casi nada de la escritora, ni su nombre, y tampoco se justifica la sinceridad con la que la obsequian enseguida tantos desconocidos. Abundan bellas metáforas sobre la condición humana y un tema sobresale sobre los demás, el fracaso en mantener un compromiso estable entre hombres y mujeres. Continuar leyendo «Cusk. Tránsito»

McInerney. Al caer la luz

Años 80 en Manhattan, Russell y Corrine llevan cinco años casados. Él es editor y ella agente de bolsa en Wall Street. Llevan una intensa vida social y una aparentemente apacible vida conyugal, muy dependiente de las relaciones físicas.

El argumento tiene aspectos atractivos pues forman una pareja culta y sofisticada que se relaciona con escritores, periodistas, profesores  e inversores de buena posición económica. Es una comedia social urbana ligera con toques dramáticos que se centra en las relaciones de pareja y, sobre todo, en la infidelidad matrimonial. El lenguaje es grueso y las alusiones sexuales son frecuentes.

La novela es dialogada en un alto porcentaje, lo que aporta viveza, pero hubiera ganado con una labor de poda más exigente por parte del creador. Se detallan numerosos intercambios intrascendentes que aportan poco a la acción o al conocimiento de los personajes.

Libros del Asteroide ha publicado los últimos años buenas novelas norteamericanas sobre el matrimonio (Una mujer de recursos, de Elisabeth Forsythe, Un matrimonio feliz, de Rafael Yglesias, o En lugar seguro, de Wallace Stegner, por citar algunas), pero esta no es una de ellas. Es, además, la primera de una trilogía.

Lenz. El desertor

El manuscrito de esta segunda novela de Lenz, que data de 1951, no llega a publicarse hasta el año pasado, dos después de la muerte del prolífico y sólido autor alemán. No fue oportuno en ese momento (“por razones patrióticas”) sacar a la luz la historia de un soldado de la Wehrmacht que se pasa al Ejército Rojo soviético en el último verano de la Segunda Guerra Mundial. El asistente Proska se incorpora al frente oriental. El calor, el aburrimiento, sus amores con la polaca partisana Wanda y las conversaciones con el filosófico Wolfgang (el bien, el mal, la libertad, el sinsentido de la guerra) estimulan su conciencia y decide pasarse al enemigo. El clima diario de la unidad alemana anticipa el asfixiante Corazón en las tinieblas conradiano.

La carga simbólica de las peripecias de varios militares muestra la rica ambición creadora de un joven escritor, pero castiga al mismo tiempo, por su oscuridad, el nivel de interés que un lector común puede llegar a tener por Proska y los que están con él.

Están lejos aún los años de sus mejores novelas (Lección de alemán, Campo de maniobras, etc), escritas cuando llega a poseer el dominio de los originales puntos de vista elegidos y controla los ritmos del relato de forma maestra. No es cierto, como se dice en la publicidad que acompaña a la edición, que El desertor esté a la altura de ellas, pero es un relato -un duro y triste alegato antibelicista- que se deja leer y demuestra que es un autor interesante desde sus inicios.