Dahl. El que siembra sangre

Misterioso no estuvo mal. Ahora se publica la segunda de la serie, de 1998 en realidad. Se me ha hecho muy pesada y la he terminado en diagonal. Un asesino en serie americano vuela a Suecia y el Grupo A (Paul Hjelm más cinco polis más) se pone en alerta máxima. Hay mucho de la vida personal de los componentes del grupo, abundantes reflexiones sociológicas sobre Suecia, detalladas descripciones de lugares e interminables conversaciones e interrogatorios. Todo esto ralentiza mucho la marcha de la novela.

Al final: una historia de psicópata con ingredientes de venganzas familiares, toques políticos y algunos militares ultrapatrióticos enamorados de las armas y la tortura. El modus operandi del serial killer es especialmente morboso y macabro. Abundan los tacos y las expresiones vulgares.

Me esperaba más, porque la primera apuntaba maneras. Lo positivo, una pista menos que seguir.

Cobra

Política ficción. Una fantasía: dar todo el poder a alguien, sin límite de recursos, sin preguntas, para que haga desaparecer el negocio de la coca en el mundo. La cuestión es si el gobierno de USA está dispuesto de verdad a llegar hasta el final y asumir todo el coste.

Tenemos a dos personajes de anteriores novelas de Forsyth embarcados en la ambiciosa misión. El resto es el conocido oficio del escritor inglés: cambios de escenarios, múltiples acciones y personajes, acrónimos por todos lados, detallada descripción de todo tipo de armas y un conocimiento milimétrico del imperio de la droga. La novela va a mil por hora. Me ha parecido que los personajes están poco trabajados y todo se reduce a una espiral de hechos supersónica con poco elemento humano. De todas formas, es entretenida.

Forsyth sigue lejos de sus mejores libros y ya sólo le sigo por una especie de lealtad sentimental. La ficción de intriga criminal va desde hace años por otros derroteros mucho más duros (Ellroy, Winslow), con personaje más trabajados (Baldacci) e historias más complejas (Connelly).

Connolly, el 9

Novena entrega de la serie Charlie Parker.

a) Ex-militares de Iraq, suicidios, Trastornos de stress post traumático. Red de tráfico de antiguedades. Una psicóloga que los ha tratado a todos ellos.
b) Los personajes misteriosos de Connolly: el Coleccionista (viejo conocido), un tal Herodes (pavoroso) y otro ser que no se sabe bien a qué mundo pertenece, el Capitán.
c) El trípode que sujeta esta historia se completa con Parker y sus colaboradores.

Connolly siempre juega un poco con lo no natural (creo que aquí la palabra sobrenatural es inexacta): voces, sueños, muertos, criaturas casi demoniacas. En algunas historias viene más a cuento que en otras, y casi siempre logra un efecto aterrador, gracias al equilibrio que logra mantener con el realismo. Cuando este equilibrio se rompe hacia lo irracional, el lector deja de creerse lo que está leyendo, o cambia de registro hacia la ciencia-ficción paranormal. Para mi, en ese momento, lo aterrador pasa a convertirse en patético y gratuito.

Esta vez Connolly está al borde del descalabro narrativo, y se aprovecha de que ya nos tiene muy atrapados con Parker.

De los más flojitos de la serie.