Sciascia de nuevo

Con el buen regusto de El día de la lechuza y en busca de libros breves, me tropiezo (es un decir) con El caballero y la muerte, de Sciascia. Definitivamente, yo no clasificaría sus libros de policiacos, ni siquiera de libros sobre la mafia. El crimen y el ambiente siciliano son la anécdota y el entorno. Sciascia reflexiona siempre sobre los mecanismos del poder y del delito, sobre las zancadillas que sufren a toda hora la verdad y la justicia.

Un poli a punto de morir de cáncer se complica la vida y se acerca demasiado a la verdad sobre un asesinato. Hay una cómoda cortina de humo a mano que facilitaría las cosas pero él opta por la verdad.

La pieza se subtitula Sotie (farsa o sátira francesa, ss. XIV y XV) y hay más referencias literarias (Stevenson y su Isla del tesoro, unos versos de Hugo, y Montaigne). Y luego está el grabado de Durero de donde sale el título. Con todos estos ingredientes Sciascia contruye una interesante novelita que, insisto, sólo en un primer nivel de lectura puede calificarse de libro criminal.

Elegir lecturas

Sigo con el baúl de los recuerdos y me encuentro un artículo antiguo de los 90 que escribí para la revista de un Colegio Mayor. Ahora lo encuentro simplón, pero sigo pensando igual básicamente. Hoy quizás lo matizaría más o lo expresaría de otro modo, pero les dejo el texto tal cual. Recuerdo que fue fruto del cabreo que me produjo la lectura de El amor y otros demonios.

Imagina que entras en una farmacia (cosa bastante probable entre los de Albayzín) y te sientes atraído por una botella muy bonita (tanto como las pastas duras, el papel verjurado de 90 gr y el tipo de imprenta tan atractivo que usa la Mondadori para publicar en España los libros de GARCIA MARQUEZ); por la caja de un medicamento que «toma todo el mundo» (¿quien no ha leído todavia hoy El nombre de la rosa de ECO, El perfume de SUSKIND o Los pilares de la tierra de FOLLET?); por una grageas recientemente premiadas por La OMS (como lo hace Planeta con VARGAS LLOSA o el Ateneo de Sevilla con TORBADO); por un spray «de toda la vida» (como un Rojo y negro de STENDHAL o la Madame Bovary de FLAUBERT);

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Novela y cuento

La novela y el cuento no son formas homogéneas sino, por el contrario, formas completamente extrañas una a otra. Por esta causa no se desarrollan simultáneamente ni con la misma intensidad en una misma literatura. La novela es una forma sincrética (poco importa que se haya desarrollado a partir de la colección de cuentos o que se haya complicado integrando descripciones de costumbres); el cuento es una forma fundamental, elemental (lo cual no quiere decir primitiva). La novela viene de la historia, del relato de viajes; el cuento viene de la anécdota. Se trata de una diferencia de principio determinada por la longitud de la obra. Diferentes escritores y diferentes literaturas cultivan o la novela o el cuento.El cuento se construye sobre la base de una contradicción, de una falta de coincidencia, de un error, de un contraste, etc. Pero esto no es suficiente; en el cuento como en la anécdota todo tiende hacia la conclusión. El cuento debe lanzarse con impetuosidad como un proyectil lanzado desde un avión para golpear con su punta y con todas las fuerzas el objetivo propuesto. Me refiero aquí al cuento de intriga, dejando de lado el cuento-descripción que caracteriza la literatura rusa, así como el relato directo. Short story es un término que implica siempre una historia y que debe responder a dos condiciones: dimensiones reducidas y acento puesto sobre la conclusión. Estas condiciones crean una forma enteramente diferente a la novela, tanto en su finalidad como en sus procedimientos
[…] El cuento recuerda el problema que consiste en plantear una ecuación con una sola incógnita; la novela es un problema complejo que se resuelve mediante un sistema de ecuaciones con muchas incógnitas cuyas construcciones intermediarias son más importantes que la respuesta final. El cuento es un enigma; la novela corresponde a la charada o al jeroglífico.

Boris Eichenbaum (1886-1959) fue un teórico literario, recordado sobre todo por su participación en la corriente de renovación crítica de la literatura llamada «formalismo ruso».

[Fuente: LibrosEnRed]