Con el buen regusto de El día de la lechuza y en busca de libros breves, me tropiezo (es un decir) con El caballero y la muerte, de Sciascia. Definitivamente, yo no clasificaría sus libros de policiacos, ni siquiera de libros sobre la mafia. El crimen y el ambiente siciliano son la anécdota y el entorno. Sciascia reflexiona siempre sobre los mecanismos del poder y del delito, sobre las zancadillas que sufren a toda hora la verdad y la justicia.
Un poli a punto de morir de cáncer se complica la vida y se acerca demasiado a la verdad sobre un asesinato. Hay una cómoda cortina de humo a mano que facilitaría las cosas pero él opta por la verdad.
La pieza se subtitula Sotie (farsa o sátira francesa, ss. XIV y XV) y hay más referencias literarias (Stevenson y su Isla del tesoro, unos versos de Hugo, y Montaigne). Y luego está el grabado de Durero de donde sale el título. Con todos estos ingredientes Sciascia contruye una interesante novelita que, insisto, sólo en un primer nivel de lectura puede calificarse de libro criminal.