Los críticos también sugieren que sus personajes nunca eligen conscientemente entre el bien y el mal.
W. F.: La vida no está interesada en el bien y el mal. Don Quijote siempre estaba eligiendo entre el bien y el mal, pero cuando elegía estaba en un estado de ensoñación. Estaba loco. Sólo accedía a la realidad cuando estaba tan ocupado tratando de lidiar con la gente que no le quedaba tiempo para distinguir entre el bien y el mal. Dado que la gente sólo existe en la vida, sencillamente debe dedicar su tiempo a estar viva. La vida es movimiento, y el movimiento está relacionado con aquello que hace que el hombre se mueva, que es la ambición, el poder, el placer. El tiempo que el hombre pueda dedicar a la moralidad debe arrancarlo a la fuerza del movimiento del que forma parte. Antes o después, está obligado a elegir entre el bien y el mal, porque la conciencia moral se lo exige para poder vivir consigo mismo el día de mañana. Su conciencia moral es la maldición que tuvo que aceptar de los dioses para que le dieran el derecho a soñar.Entrevista a William Faulkner en Paris Review, 1956.
Reyes Calderón
Los libros que buscan sobre todo entretener y gustar a un gran público basan su estrategia en tres puntos: estilo sencillo sin grandes pretensiones literarias, una buena historia de arquitectura compleja pero comprensible y provocar emociones inmediatas y básicas (tensión, suspense o compasión). Dicho de otro modo, castellano correcto y sencillo, buen argumento y ritmo. Reyes Calderón, vallisoletana, madre de nueve hijos, doctora en Economía y Filosofía, ha ido aprendiendo este oficio a lo largo de cinco novelas y hace aceptablemente bien esas tres cosas. Además, desde su tercera novela, Las lágrimas de Hemingway, está intentando crear un personaje, enriqueciéndolo de una novela a otra. La anterior, Los crímenes del número primo, de la que vendió 35.000 ejemplares, estaba lastrada por pretensiones de estilo, defecto que ahora ha corregido en parte. Por otro lado, se ha centrado esta vez en un argumento más convencional y menos barroco, y la historia ha ganado en fluidez.
Agota Kristof
«Una mirada al mundo con ojos de niño malo». Una propaganda más exacta hubiera sido «una mirada al mundo con ojos de psicópata». Así que cuando me preguntan por este libro de Kristof rescato enseguida esta minireseña de mi ordenador y me apresuro a compartirla con ustedes. Se trata en realidad de una famosa trilogía que El Aleph publicó junta en España en un solo volumen. El estilo tiene mucha fuerza, pero la historia es lamentable.
