La entrega en Estocolmo del Premio Nobel de Literatura despierta siempre la pregunta de qué criterios se siguen para atribuirlo. ¿Estéticos? ¿Políticos? ¿Cómo han cambiado a lo largo de los años? Kjell Espmark, presidente del Comité Nobel de 1988 a 2005, ha intentado explicarlo en el libro El premio Nobel de Literatura (Ed. Nórdica). Adolfo Torrecilla comenta este libroen Aceprensa.
Mercedes Monmany comenta Delincuente juvenil, de Brendan Behan.
Juan Marsé recomienda leer estas navidades:
Cualquier novela de John Fante. Por ejemplo, Un año pésimo. O La hermandad de la uva. Yo descubrí tardíamente a este autor norteamericano que estuvo durante años colapsado por los grandes narradores de su país ( Hemingway, Faulkner, Scott Fitzgerald, Carver, etc.) y después de leer su primera novela me abalancé literalmente sobre las demás. Su vigoroso estilo crea adicción, sus personajes se imponen de manera entrañable y la ironía campa por sus fueros, sin asomo de sentimentalismo ni autocompasión. Es un escritor realista que desentraña los sueños de una generación y hurga implacablemente en su propia familia y en su fracaso social, pero sin desdeñar la ironía y la ternura, con una certera y agridulce comicidad.

