La venganza es mía, S.A.

Hace unos años leí Relatos de lo inesperado, de Roal Dahl. Recuerdo bien que probé con la boca chica a ver qué tal, pues lo tenía asociado a la literatura infantil y juvenil. Y me encantó el libro. Historias redondas, con brillantes golpes de efecto en los finales. Todas buenas. Un acierto total. He recomendado mucho este libro como ejemplo de literatura entretenida de calidad.

Ahora saco de la biblioteca pública La venganza es mía, S.A., otra colección de historias. Y nada que ver. La primera, que da título al libro es una buena idea pero con un final flojo, poco trabajado. Las demás, que van hilvanando los mismos personajes, son unas peripecias con poco interés de un tipo de que elimina ratas, otro que tiene un galgo de carreras y otros personajes un tanto absurdos. No me ha cogido en ningún momento. Un chasco. Son historietas tontorronas poco trabajadas, sin pizca de inspiración y con escaso atractivo.

Sueño de perfección

Sobre los escritores contemporáneos suyos:

Ninguno de nosotros logró alcanzar nuestro sueño de perfección. Así que nos valoro en relación a nuestro espléndido fracaso en lograr hacer lo imposible. En mi opinión, si pudiera volver a escribir toda mi obra, estoy convencido de que lo haría mejor, y ése es el mejor estado en que puede hallarse un artista. Por eso continúa trabajando, intentándolo; cada vez cree que lo logrará, que lo conseguirá. Claro que no será así, por eso se trata de un estado recomendable. Cuando lo lograra, cuando la obra alcanzara a la imagen, al sueño, lo único que quedaría por hacer sería cortarse la garganta, saltar de ese pináculo de perfección y suicidarse.

Entrevista a William Faulkner en Paris Review, 1956.

Sutree

Leo Suttree, de McCarthy.

Es un tipo que vive al margen de todo. No se llega a saber muy bien por qué, deja a su familia y se larga a McAnally donde pasa a convivir con un submundo de ladrones, vagos, parias, rameras, alcahuetes, asesinos, jugadores, borrachos, palurdos y calaveras. Es un pescador solitario, harto de la vida, que se abandona con frecuencia a vorágines de sexo y alcohol, sin compromisos salvo una honda amistad y solidaridad con sus colegas.

Es un libro áspero y potente, rudo y lírico a la vez, largo, desesperanzador pero con momentos de luz que es en las veces en las que Sutree consigue estar al lado de los demás con todas sus consecuencias. McCarthy es grandeza literaria. Descripciones expresionistas, lacónicos diálogos, divagaciones metafísicas, raras asociaciones de realismo, pensamiento, recuerdos y sueños.

De todos modos, no es el libro suyo que yo recomendaría al que no le haya leído nada.