Gary e Irene llevan treinta años juntos y ella acaba de jubilarse como profesora. Rhoda, la hija mayor, está a punto de casarse y Mark, el otro hijo, vive su vida alegremente fuera del hogar familiar. Todos viven en Alaska en torno al lago Skilak. Gary se propone materializar un viejo sueño, construir una cabaña en una isla situada en el centro del lago y trasladarse a vivir allí con Irene.
Enseguida se nos muestra crudamente la insatisfacción en que vive el matrimonio. El proyecto de la cabaña significa para Gary una última oportunidad de reconstruir su destrozado ego, de hacer algo bien por fin mientras no deja de plantearse si escogió a la compañera adecuada para su vida. Para Irene pronto se convierte en una nueva confirmación de a donde le ha llevado su vida con Gary: algo mal concebido, chapuceramente planificado y peor ejecutado. La relación entre ambos está gravemente deteriorada y sólo hay breves destellos de ternura y colaboración en un panorama agrio y seco. La tensión se va haciendo insoportable capítulo a capítulo. Irene somatiza trágicamente la autocompasión y el odio que la invaden, y Gary se va ahogando en su propio resentimiento mientras ve hundirse su último proyecto, su última mentira.