El escritor según Nothomb

Como no hay ningún libro del que no se pueda sacar algo, algunas ideas de la Nothomb incluídas en su Higiene del asesino:

Facultades que debe tener un buen escritor:

Para ser escritor no basta tener una buena pluma. Lo fundamental es la capacidad de resistencia a la mala fe ambiental.

Luego capacidad de creación. Pocas personas son capaces de crear realmente. La mayoría se conforma con copiar a sus predecesores con más o menos talento, predecesores que, a su vez, son casi siempre imitadores.

Después convertir la palabra en un acto sensual.

Cuarto: cerrar la boca sobre lo que no debe ser dicho.

Saber escuchar. Las palabras gritan por sí mismas. Basta con que uno las escuche en su interior.

Gozar. Tiene una importancia desmedida. Si un escritor no goza, entonces debe detenerse al instante. Escribir sin gozar es inmoral. La escritura lleva en sí todos los gérmenes de la inmoralidad. La única excusa del escritor es su gozo.

Higiene del asesino

No se puede reprochar a un escritor que ceda a la tentación de convertirse él mismo en un personaje. Siempre me ha parecido que esto demuestra poca confianza en el mérito propio de lo que crean; como si sus libros necesitasen de una ayudita para valerse en esta vida. Esto le puede pasar un poco a Amelie Nothomb. Desde luego sus libros son originales. Como ella. Ninguno se parece a los anteriores. Me gustó bastante el primero, Estupor y temblores. Menos los dos o tres que he leído luego. Ahora he leído Higiene del asesino. No merece la pena. Es morboso y un poco repugnante. Una entrevistadora saca a la luz el secreto de un gran escritor que esta a las puertas de la muerte: mató a los 12 años a su prima, el único amor de su vida, justo en el momento en que pasaba de niña a mujer. Y eso para salvarla. ¿¿¿??? Las entrevistas son combates de boxeo de procacidades y faltas de educación disfrazadas de espontaneidad. Un rollo.

Esnobismo japonés

Amelie Nothomb, escritora belga, seleccionó para QUE LEER su canon imprescindible. Junto a los indiscutibles Cervantes, Wilde, Proust y Shakespeare y a los más que discutibles Radiguet, Choderlos de Laclos y Petronio, la decena de obras se completa, agárrense, con tres japoneses, no me digan que no es original: de diez libros de toda la historia de la literatura, de todas las épocas y países, tres, casi un tercio, de japoneses. A saber: Junichiro Tanizaki (“El elogio de la sombra”), Yasunari Kawabata (“La casa de las bellas durmientes”) y el suicida Yukio Mishima(“El Japón moderno y la ética del Samurai”). Esto no es ni siquiera snob, ignorancia no creo, pues los escritores suelen ser personas leídas, dejémoslo en posible trastorno mental (indulgentemente) transitorio.