Me atrae el ajedrez aunque nunca me lo he tomado en serio ni he dedicado tiempo, a fondo, a aprenderlo y practicarlo. Me falta paciencia. Puedo planificar y anticipar jugadas y estrategias una vez, dos, a la tercera vez que me cambian me dejo arrastrar ya por la intuición. Este juego ha inspirado frecuentemente a los escritores. Algunas novelas que he leído con el ajedrez de fondo son:
El jugador de ajedrez (1980) Lysiak
La variante Lünenburg (1993) Maurensig
La defensa (1929) Nabokov
Novela de ajedrez (1941) Zweig
La tabla de Flandes (1990) Pérez-Reverte
La de más calidad sin duda la de Nabokov, le va que ni pintado un personaje calculador, algo angustiado y reconcentrado; la más entretenida la de Pérez-Reverte.