Novelas de ajedrez


Me atrae el ajedrez aunque nunca me lo he tomado en serio ni he dedicado tiempo, a fondo, a aprenderlo y practicarlo. Me falta paciencia. Puedo planificar y anticipar jugadas y estrategias una vez, dos, a la tercera vez que me cambian me dejo arrastrar ya por la intuición. Este juego ha inspirado frecuentemente a los escritores. Algunas novelas que he leído con el ajedrez de fondo son:

El jugador de ajedrez (1980) Lysiak
La variante Lünenburg (1993) Maurensig
La defensa (1929) Nabokov
Novela de ajedrez (1941) Zweig
La tabla de Flandes (1990) Pérez-Reverte

La de más calidad sin duda la de Nabokov, le va que ni pintado un personaje calculador, algo angustiado y reconcentrado; la más entretenida la de Pérez-Reverte.

Zweig

Para mi un indiscutible. No me he cansado de recomendarlo. En el verano antes de empezar la carrera leí Fouché, y desde entonces he ido leyendo casi todo lo mucho y bueno que escribió. No recuerdo a casi nadie que no le haya gustado. Creo que sus biografías son mejores que sus novelas y relatos, pero éstos últimos son también dignos. Las pobres ediciones de Austral y Juventud han sido sustituidas por las más modernas y elegantes de El Acantilado.

No lo duden.

Aquí intento situar un poco su extensa producción.

Zweig: la sangre contra el espíritu

Poco antes de morir, el popular escritor austriaco (1881-1942) redactó una autobiografía (1) de autenticidad conmovedora. Ahora se traduce y publica de nuevo, en versión íntegra. Es una buena ocasión para indagar sobre las claves del éxito de este inspirado judío vienés, excepcional narrador y hombre de exquisita sensibilidad, europeísta convencido y ciudadano del mundo, que no quiso seguir viviendo cuando Europa dejó de ser el sueño que tuvo en su juventud.

“Toda sombra es, al fin y al cabo, hija de la luz y sólo quien ha conocido la claridad y las tinieblas, la guerra y la paz, el ascenso y la caída, sólo este ha vivido de verdad”. Con estas palabras termina la narración de sus memorias, un documento de excepcional lucidez sobre el periodo que le tocó vivir.

Más que su peripecia biográfica, interesa la conjunción de las características de su personalidad con las de esos años. Su vocación artística, su condición de vienés y de judío y las dos guerras mundiales, son los puntos clave de su biografía.

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