De Umbral pienso sobre todos dos cosas:
Uno. Que es mucho más que un famoso columnista. Su castellano y su imaginación, van a la par, bullen imparables y nos reconcilian con la literatura. Basta volver a él cuando nos aburren varios libros seguidos, de otros. Lo mejor, coinciden todos, son sus libros memorialísticos y sus artículos.
Dos. Que eso no basta para ser un gran escritor, a pesar de que muchos piensan que lo era y es algo de lo que él mismo estaba convencido. Un gran escritor tiene que decir cosas importantes. Si, además, es una buena persona…
Por todo esto, Un ser de lejanías, unos de sus últimos libros, líricas e íntimas confesiones, especie de examen de conciencia en forma de dietario, son fuegos de artificio que nos hacen pasar un buen rato, pero que deja poco tras su paso. Son sus obsesiones de siempre, el sexo, las jovencitas, escribir, leer, el mundillo de la fama y las duquesas, Madrid, Cela, etc. Aquí todo está algo matizado por la conciencia de que el tiempo se acaba, lo que a la vez le inspira una contundencia y sinceridad (hasta donde se puede saber) que lo convierte en uno de sus libros más íntimos.
A mi, con todo, me han gustado mucho muchas cosas, sobre todos las referidas al quehacer literario y a su visión de la metáfora. Y, por supuesto, el estilo.
2 opiniones en “Diarios de Umbral”