Al apasionado del libro le interesa todo lo que se relaciona con él, en particular los lugares donde puede encontrarlos en cantidad y leerlos o pedirlos (bibliotecas) o adquirirlos (librerías). El autor de este ameno ensayo disfruta igualmente viajando, y ha visitado durante años las más importantes librerías del mundo, de paso rastreaba su relación con muchos escritores y movimientos literarios, a la vez que estudiaba cuanto caía en sus manos sobre la historia del libro, de su distribución y de la lectura. Todo esto es Librerías, obra finalista del último premio Anagrama de Ensayo.
Mendel el de los libros (Zweig) y Funes el memorioso (Borges) introducen la relación entre lectura, memoria, obsesión y pobreza. La librería se nos muestra enseguida como condensación de mundos, y es relacionada sustantivamente con la historia de la cultura. Carrión (Tarragona, 1976) insiste en la categoría de estos centros como baluartes del pensamiento, muchas veces amenazado en la historia por la censura de textos escritos.
Tras un breve repaso a la Antigüedad y al comienzo del comercio del libro, el itinerario mundial que nos propone recorre muchos lugares, temas y épocas, hasta un presente en el que los centros se jerarquizan por su antigüedad, extensión o capítulos de la historia de la literatura a los que se vinculan. París y las generaciones norteamericanas (Perdida y Beat); la mitología de algunos espacios; las relaciones con la política (Mao, Hitler, Rushdie); La Librairie des Colonnes tangerina; las cadenas de megalibrerías y las librerías literarias; la bibliocleptomanía y la figura de los libreros-editores.
Los capítulos finales analizan la librería como espacio de tertulia y hojeo, de enamoramiento, de exhibición fetichista, de negocio, de vida cultural o de interés turístico. U otras cuestiones, como la figura del librero (versus bibliotecario y versus profesor de universidad), intermediario entre el que escribe y el que lee que ha sido menos tratado en libros que otros (editor y distribuidor).
La palabra librería engloba realidades muy diferentes. Entre el quiosco y la librería principal en una ciudad hay varios escalones: librerías modestas, cadenas, secciones de bestseller en los supermercados, ocasión y las especializadas. Al hablar del futuro de estos establecimientos, de la amenaza digital en definitiva, Carrión aboga por las Cafebrerías (lugares de encuentro, negocios, clases, eventos; lugares con vegetación, arquitectura y lujo).
De todo esto y de mucho más se habla en Librerías. Y de Bolaño, Sebald, Coetzee y Aira; y de las libretas Moleskine; y de películas y canciones donde se habla de estos establecimientos; y de tantos bibliófilos y ratas de librería que pueblan la historia de la literatura. Si se quiere saber más, los apéndices finales (webgrafía, filmografía y bibliografía) abren infinitas posibilidades.
Un texto agradablemente escrito y enriquecido moderadamente con citas y fotografías. Un libro que demuestra tesón, paciencia, curiosidad y erudición. Páginas que contienen muchísimos nombres, lugares, citas, fechas e historias, tantos que a menudo aplastan la aportación propiamente ensayística del autor, más bien reducido a viajero-testigo-lector que nos cuenta un periplo que, en todo caso, difícilmente podremos imitar. Librerías es periodismo cultural de calidad y un libro de viajes sumamente entretenido. Confiemos en que no se trate de un nostálgico canto de cisne de unos espacios que tienen que saber adaptarse para subsistir.
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