Con Borges. Recuerdos de Alberto Manguel

Borges sufrió ceguera buena parte de su vida y muchos acudían a su casa a leerle. Manguel fue uno de ellos y en en este breve libro recoge sus recuerdos sobre el maestro argentino, a quien llegó a tratar con cierta intimidad pese a la diferencia de edad. El libro está escrito con admiración y cariño. Se recogen sabrosas anécdotas y se da una visión somera pero global de cómo era Borges y cúal es la importancia (grande) de su legado.

Conocemos su falta de paciencia con la estupidez, su pasión por charlar, que lo último que hacía cada día era recitar en voz alta el Padrenuestro en inglés, o detalles de su relación con Silvina Ocampo y Bioy Casares. Queda patente que vivió en y para la literatura.

Hay escritores que tratan de reflejar el mundo en un libro. Hay otros, más raros, para quienes el mundo es un libro, un libro que ellos intentan descifrar para sí mismos y para los demás. Borges fue uno de estos últimos. Creyó, a pesar de todo, que nuestro deber moral es el de ser felices, y creyó que la felicidad podía hallarse en los libros. «No sé muy bien por qué pienso que un libro nos trae la posibilidad de la dicha —decía—. Pero me siento sinceramente agradecido por ese modesto milagro.» Confiaba en la palabra escrita, en toda su fragilidad, y con su ejemplo nos permitió a nosotros, sus lectores, acceder a esa biblioteca infinita que otros llaman el Universo.

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Benedicto XVI. Últimas conversaciones con Peter Seewald

Tercer libro de entrevistas del periodista alemán al papa Benedicto XVI. Se nota que se tienen confianza por el tono de las preguntas y de las respuestas. El papa se muestra de nuevo sencillo y humilde. Humana, intelectual y espiritualmente es una figura señera del siglo pasado, un hombre brillante y destacado, pero no le importa manifestar sus propias limitaciones y se pone a la altura de cualesquiera otras. Parece capaz de comprenderlo todo. Es el más biográfico de estos tres libros (o de los cuatro, si contamos también el de la larga charla con Messori) pero salen al paso muchas cuestiones de actualidad. Siempre se las arregla para ser positivo ante posiciones contrarias a las suyas y para no dejar mal a nadie, ni siquiera a personas que públicamente le han atacado. A mi me ha resultado una lectura muy provechosa.

Dice mucho de él el lema que aparecía en la invitación a su primera misa: «No somos dueños de vuestra fe, sino cooperadores de vuestro gozo».

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