Woody Allen. Adulterios

ALLEN_AdulteriosEste volumen recoge tres breves obras de teatro en un sólo acto. Son mucho más ácidas y sarcásticas que sus películas y están dirigidas a un público todavía más minoritario.

Matrimonios de gente de nivel (escritores, psiquiatras, judíos ricos neoyorquinos) que se engañan entre ellos y discuten sobre el asunto sin llegar a ninguna parte. Los problemas de la comunicación, el aburrimiento, la pulsión sexual y el egoísmo llevan a todos ellos a mentir, a despreciarse a sí mismos por su mentira y al mismo tiempo conformarse. Todo muy baratillo y ramplón, del tipo «sucedió y ya está» o «son cosas que suceden». Las réplicas están llenas de agresivos sarcasmos (a veces graciosos, hay que reconocerlo) pero el fondo general es desagradable y deprimente.

Hasta aquí llega Allen:

HOWARD: Dame una buena razón por la que tú y yo debamos seguir viviendo.
CAROL: Porque somos seres humanos, Howard. Falibles y a menudo estúpidos, pero no malvados, la verdad es que no. Sólo patéticos, equivocados, desesperados…

Field. los amores de un bibliómano

FIELD_Amores_bibliómanoLa terminación en -manía en lugar de en -filia nos hace pensar en un tipo de pasión por los libros más enfermiza que saludable, pero el simpático protagonista de estas páginas, como el periodista norteamericano que las escribió (1850-1894), no inspiran nada rechazable en su obsesivo interés por la palabra impresa. El coleccionista William, a sus setenta y dos años, soltero y aún enamorado de su biblioteca como el primer día, va esbozando en diecinueve estampas los deleites, aventuras y desventuras de un cazador y lector de libros. Se siente “vagando por un jardín lleno de desvíos que le atraen” y se deja llevar por ellos a su aire: de los cuentos de hadas y la lectura como educación pasa a las excelencias de leer en la cama (“hay que soñar con un libro para apreciarlo de verdad”), y de ahí se interesa por la calvicie (y su relación con la intelectualidad y la espiritualidad), por la importancia de los libros de pesca (mayor que la de la pesca en sí: el peligro de lo libresco) o por el olor de las páginas.

Todos los protagonistas de estas páginas no son objetos encuadernados, también están su hermana, sus cómplices (lógicamente bibliómanos también), la famosa familia impresora del XVII (los Elzevir) o Napoleón y su biblioteca. Todo aderezado con curiosidades, rarezas, recuento de errores tipográficos, citas y poesías.

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DFW. En cuerpo y en lo otro

DFW_En_cuerpoExtraordinaria recopilación de nuevos textos de DFW.

El que escribe sobre Federer es sublime, como el propio jugador. DFW (que jugó al tenis en serio) es capaz de explicar lo que los demás intuimos cuando vemos jugar al suizo. «Momentos Federer»: «Una puñetera experiencia casi religiosa». Habla de belleza cinética y de sentido cinestésico, habilidades llevadas al máximo por primera vez en la historia de este deporte.

El cine, la relación inversamente proporcional de efectos especiales espectaculares (y carísimos) y poca calidad de la película en cuanto a tramas, temas y personajes interesantes.

El VIH, defiende, podría muy bien ser la salvación de la sexualidad en la década de los 90. Defiende la seriedad de la sexualidad, los estragos de la revolución de los 60 y la necesidad de respetar al otro y a uno mismo.

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