
Hace unos años descubrimos en España a Sandor
Marai, a través de su novela
El último encuentro. Desde entonces he ido leyendo todas las novelas que ha ido recuperando Salamandra, y también el primero de sus dos libros de memorias. Nada está al nivel de
El último encuentro. Debe ser lo que estudiábamos en la facultad como Ley de los rendimientos decrecientes. Para mi, el crédito de la excelente primera lectura se va terminando.
La hermana es la historia de la enfermedad de un famoso pianista.
Marai siempre escribe bien y siempre habla de cosas interesantes: el amor, la amistad, la muerte, el dolor, la ciencia, el arte, la música. Así que es difícil leerle con desagrado. Pero eso no es una novela. No me convence lo que se dice al final del libro de que «la melodía importa más que la letra». ¿Una justificación a la endeblez del producto?
La hermana es una faena de aliño que no está a la altura de las posibilidades de
Marai.