Avallone. De acero

La soledad de los números primos (Giordano), regular, y Blanca como la nieve, roja como la sangre (D’Avenia), mejor, han sido recientes bombazos editoriales en Italia. El último es De acero (Avallone), también de temática adolescente-sentimental.

Pero el libro de Avallone se separa de los anteriores en que es duro y oscuro: patéticas situaciones familiares, sexualidades desbocadas, salir de la pobreza mediante el delito y un lenguaje sucio y desagradable. Palizas, lesbianismo, matrimonios tristes, droga y muchos tacos. Avallone pasa de descripciones poéticas y un uso frecuente (y hasta abusivo) de la metáfora, sin anestesias, al estilo más coloquial y callejero: ¿será esto lo que ha llamado la atención? Porque la denuncia social de la pobreza de una vida de obreros está más vista que el TBO y, además, ¿cúando ha dependido la dignidad personal del dinero que se tenga?

Me cuesta entender que un libro así venda miles de ejemplares.

Chéjov según Ginzburg

El prestigio de Chéjov entre escritores, particularmente de relatos, no tiene parangón. Lo cierto es que a mi nunca me han entusiasmado sus cuentos, ni tampoco especialmente su teatro, y quiero arreglar esta falta de sintonía que achaco a mis limitaciones. No es que me empeñe en que algo me guste, es que en este caso intuyo que estoy equivocado. Así que me propongo intentarlo de nuevo y me he conseguido un par de buenas selecciones (una de Richard Ford y otra de 16 relatos comentados por otros tantos escritores). Ya les contaré.

Para calentar motores, un breve ensayito de Natalia Ginzburg editado por El Acantilado. Se lee del tirón de bien escrito. Destaca la forma extraordinaria (brusca, ligera, fulminante e imperiosa) de introducir una historia, como abrir una ventana y mostrar los rasgos de una o varias personas (ver sus rasgos, oír sus voces, intuir sus estados de ánimo) y luego cerrarla ante el lector absorto, estupefacto y divertido. Alternancia de comicidad y melancolía, piedad y dolor fríos. Sus personajes comentan continuamente, pero el escritor nunca lo hace, nunca da ni quita la razón a nadie.

San Pío X

Un resultado de la estupenda Jornada Mundial de la Juventud que acabamos de vivir en Madrid es que me animado por fin con un libro sobre otro papa que tenía pendiente hace tiempo.

La caridad siempre y con todos, la pobreza real, la actitud positiva ante la cruz y la humildad me parecen los signos más claros de vivir en este mundo cerca de Dios. Los frutos de la vida de estas personas son evidentes para todos, por eso creo que las vidas de santos ayudan a cualquier persona, creyente o no. Es muy sencillo, viven según un credo y sus frutos son esos. Por favor, que alguien me avise si conoce casos de los mismos resultados bajo otros presupuestos.

Dicho esto, añado que la biografía de San Pío X que ha motivado esta reflexión no me ha gustado especialmente, como libro. Demasiado hagiográfica, demasiadas citas extensas. El papa Sarto es una figura imponente, que refleja eminentemente lo que decía al principio, pero me ha parecido un texto algo frío y académico. Girolamo Dal-Gal recorre cronológicamente todas sus etapas y se centra en el papado (modernismo, problema Iglesia-Estado en Francia, la preocupación por la catequesis, etc) y dedica un capítulo final a sus virtudes.