El fondo del pozo

A estas alturas nadie puede sostener que la mafia no existe. Nadie parece saber qué hacer con esta cuestión, pero hace tiempo que dejó de ser un tema tabú y es tratado con toda claridad en la ficción, en el periodismo (véase Gomorra) e incluso, a veces, en los tribunales.

Pero cuando Sciascia publicó en 1962 El día de la lechuza la cosa no era así, el propio gobierno italiano negaba la existencia en Sicilia de un sistema de crimen organizado, de un poder paralelo al Estado.

Este breve relato denuncia con claridad y valentía los mecanismos del poder, los trapicheos de los capos con los políticos y la omertà (ley del silencio) que ata las manos a la policía.

El capitán de carabineros Bellodi se empeña en dar coces contra el aguijón y está dispuesto a llegar hasta el final, caiga quien caiga. Naturalmente, el que cae es él, impotente y rabioso, derrotado por las redes del miedo y la corrupción.

Es un buen relato pero no perfecto. Para mi gusto el final es un corte abrupto, como un acantilado, que rompe una tensión que hasta ese momento iba conducida cuesta arriba con un ritmo magistral. Los diálogos son buenísimos, las elipsis inteligentes y todo está contado con intensidad y pulcritud.

¿La justicia es un espejismo? Miren lo que dice D. Mariano, un hombre de respeto,

La verdad está en el fondo de un pozo; uno mira en un pozo y ve el sol y la luna, pero si se tira ya no hay ni sol ni luna, está la verdad.

 

Favelis

La cultura argentina ha producido figuras notables en muchos campos. Borges, Cortázar y Denevi; algunas buenas pelis en los últimos años; algunas buenas canciones también recientes; algunos goles de Maradona (obras de arte evidentes incluso para mi); los espectáculos de Les Luthiers; etc.

He conocido un nuevo elemento, el humorista Martín Favelis. Es más bien un pensador. Tuvo la amabilidad de dedicarme un volumen titulado Frases al cuadrado, una colección de lo que denominé (y le gustó) aforismos gráficos. Ha inventado un nuevo género. Por lo general sus ideas son amables y positivas, esperanzadoras cuando se dirige a las personas mayores, hacen pensar y mejorar. Tiene buenas intuiciones, casi siempre con sustancia. También hay un toque de humor (él se denomina humorista), pero sin facilonería trivial. No provoca carcajadas como un ácido Groucho Marx, ni es irónico como el corrosivo W. Allen. Tampoco es el estilo de Les Luthiers. Es otro modo de hacer humor inteligente.

Les dejo varias viñetas y juzguen por sí mismos. Este es su blog.

Askildsen

Veo que se siguen publicando en España libros de este autor. Yo lo leí un poco en 2006 y le veo cosas interesantes. Desde luego el estilo. Pero por una cosa o por otra no he vuelto a cogerlo.

Leí Los perros de Tesalónica y Ultimas notas de Thomas F. Para la humanidad.

Askildsen (Noruega, 1929) seguramente opina, como uno de sus personajes, que “ya hay demasiadas palabras en circulación por el mundo”, y por eso escribe libros muy cortos de relatos muy breves. Los que se han publicado hasta ahora en España han llamado la atención, y en poco tiempo lo han convertido en una especie de escritor de culto, a la altura de sus compatriotas Ibsen y Hamsun. Enseguida han aparecido las comparaciones con Hemingway y Carver, con Kafka y con Camus. De los primeros hereda la naturalidad, la atención a lo cotidiano, el estilo directo y fresco, de los segundos la visión pesimista de una condición humana condenada a la soledad, la insolidaridad y el vacío.

Continuar leyendo «Askildsen»