Las siete Barbies solteras. Rocío Arana

Breves prosas de la poeta sevillana, unas 60 en 5 bloques, no sé si extraídas de su blog (el blog de Adaldrida). Habla de su vocación de escritora (”jugar era inventar historias”), recuerdos de niñez, el primer abrazo de un hombre, citas con gatos, parafarmacias y maquillajes. Pequeñas memorias-confesiones ricas en detalles. Sevilla, Pamplona, París. Palabras, personas y paisajes. Filóloga hispánica, platónica y tomista. Su color favorito, como el mío, el azul. Una lectura agradable, buscaré alguno de sus poemarios.

“… tuve conciencia de mi vocación cuando abrí los ojos a otro mundo, era imposible no escribir lo que allí estaba sucediendo.

“Abrí el armario de mi habitación y vi la madeja de libros reflejada en el espejo: nunca estaremos solos”.

“Pasan las hojas y el libro nunca se acaba, los poemarios no se terminan nunca: empiezan. «Rocío, estás como en otra parte». Exacto, estoy doblada en una página. Siempre vuelvo allí. Siempre estoy allí”.

10 libros para el verano


O para cualquier otro momento. Selecciono estos títulos entre los comentados en el blog desde el uno de enero de este año:

• Artículos: El silencio del héroe (TALESE) y Prólogos con un prólogo de prólogos (BORGES).
• Aforismos: Ideas ajenas (LEYS) e Ironías (EDER).
• Diarios: Notas dispersas (PLA) y Diario literario (LÉAUTAUD).
• Biografía: Vida de Samuel Johnson (BOSWELL).
• Ensayo: El Dios de la alegría y el problema del dolor (ORDEIG).
• Novelas: Hombre y Que viene Valdez (LEONARD) y El trampero (FISHER).

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Poemas de Jaime García-Máiquez

Conozco a Jaime García-Máiquez de nuestra época universitaria. Leo ahora por primera vez unos poemas suyos. Es estupendo cuando algo quieres que te guste y además te gusta. Oh, mundo, del 2012, habla de su vocación de escritor (“El sitio”, “Mi opinión”), de la relación con los demás (“Perdón”, ”Sucede”), de Dios (“Tentación en el desierto”) y de más cosas. He señalado los poemas que más me han gustado y he capturado con mi móvil. Hablar limpio, poesía de la cotidianidad, sencilla y clara. En el prólogo dice que a veces hay que oscurecer un poco las cosas para verlas: al lector se le dan mascadas, seguramente por el trabajo que hay detrás.

Contarse a si mismo, ¿no es siempre el asunto central del poeta?: Un cuerpo en calma para un alma en vilo, mirándole la cara a lo absoluto; a las grandes preguntas siempre daba, sonriendo, respuestas muy pequeñas.

El otro poemario, (Grosso modo, un año anterior), me ha gustado menos. Lo firma con seudónimo y son versos rimados. López de Artieta reniega de una bohemia inútil y achaca su malditismo a un cóctel de fe católica, espíritu reaccionario y poca simpatía por la democracia.

Es la primera vez, si no recuerdo mal, que leo poemarios en sus ediciones originales. Hasta ahora sólo me había atrevido con antologías. Resultado: 1, se acaban antes; 2, los poemas verdaderamente destacables resaltan con más facilidad.