Pemán, y cuatro (por ahora)

PEMAN_ArteCuarto capítulo de mi incursión pemaniana veraniega: sus escritos (algunos) sobre asuntos literarios y artísticos, unos 80 artículos entresacados de sus obras completas (Escelicer) y agrupados en tres bloques:

a) El mundo de las letras: los más interesantes para mi: creación, crítica, teatro, oratoria, poesía.
Habla de la dificultad de ser originales en las historias que se cuentan, previene contra una mentalidad hipercriticista a la hora de juzgar un escrito, alaba el mecenazgo como modo de apostar por la cultura y la inteligencia. Recuerda a Séneca: Solitudo et frecuentia. “Vivir con los hombres para estudiarlos y conmigo mismo para escribirlos”. Hay cosas simpáticas como el Decálogo de la vulgar oratoria y Amor y poesía, plan curativo, una recomendación de textos clásicos sobre el amor para cada hora del día.

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Pemán, tres

PEMAN_FrancoMuchas de las cosas que salen en este libro, que no llegó a publicarse hasta la muerte de Franco, ya se mencionaban con menos detalle en los dos libros ya comentados (uno y dos). Ahora se estira un poco más la cuestión con las 8 entrevistas que mantuvo con el “número 1”. Podría haber sido, sin más, un capítulo más largo de su libro dedicado a la gente importante.

Para mi coincide con ser lo primero que leo sobre Franco, como un primer acercamiento.

Cuatro temas: su carácter huidizo (paciente, tímido, ecuánime, prudente, talentoso; astucia, silencio, pausa; frente a la vehemencia, locuacidad y apresuramiento nuestros, tan hispánicos); la guerra civil española (durante y después); el autoritarismo asfixiante y la independencia de las instituciones; la sucesión.

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Pemán, dos

PEMAN_almuerzosEn el prólogo de estos recuerdos habla Pemán del almuerzo como institución social: produce la benevolencia, estimula el deseo de complacer y de decir que sí a todo: «un ministro en el almuerzo es la mitad de ministro que en el desayuno».

Como anuncia el título, estas comidas son con gente que contaba en esa España: intelectuales, aristócratas, políticos, militares o jerarquía católica.

Pemán se las arregla para no dejar mal a nadie, lo que no significa que esté de acuerdo con todo ni con todos. Se le ve habilidad para disentir con gracia y sostener inteligentes equilibrios en una época no caracterizada precisamente por la libertad de opinión. Tiene ojo fino para el detalle y puntería para elegir la anécdota. El libro en conjunto, unido a todo lo que se cuenta en Confesión general, es un buen resumen de ambientes y opiniones. Sabe decir de un brochazo lo esencial de un carácter o del status questionis de asuntos embrollados.

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