Wilder explica que concibe la obra de arte como un recordatorio de algo que ya ha ocurrido en nuestra mente alguna vez. Piensa que el arte debe tener consecuencias, debe perturbarnos, y que el teatro es la forma que mejor lo consigue, la que mejor representa lo individual y a la vez lo universal. Recomienda no subrayar el lugar (escenarios desnudos) para que no se oculte la idea (lo universal).
Ganó el premio Pulitzer de teatro en 1938 con Nuestro pueblo. Comedia en tres actos ambientada en un pueblecito al norte de Nueva York. En el primero, 1901, se nos muestra la vida cotidiana; en el segundo, 1904, el amor y el matrimonio (“La gente se ha hecho para vivir de dos en dos”); en el tercero estamos en 1913 y sobreviene la muerte.