Misería y compañía es el volumen 18 de los diarios de Trapiello, englobados bajo el título común de Salón de pasos perdidos, una novela en marcha. Lo publica este año 2013 y cuenta su año 2004, con un colchón estratégico de por medio que puede mitigar el posible dolor de algún callo pisado.
Conozco a algunos lectores de mi confianza, (en realidad, a dos), que siguen devotamente el tomo de cada año, pero yo hasta ahora no me había animado. Me parece un escritor serio para tener en cuenta pero no le he leído más allá de sus libros sobre Cervantes y sobre la generación del 98, es decir, lo que sabía que me iba a gustar con seguridad. No conozco sus novelas y menos su poesía.
Su vida son los libros, visitas al Rastro de Madrid, conferencias, su mujer y sus hijos, visitas a exposiciones, estancias en su pueblo, algunos viajes. No le ocurren grandes cosas y no habla de nadie por su nombre. Escribe muy bien. No vive al margen de las rencillas y rivalidades propias de una profesión con el ego bien cultivado. Habla menos de sus lecturas de lo que a mi me gustaría.
No hay sangre ni cotilleos, parece que mantiene unida su familia y se le ve muy sensible a la belleza femenina. A mi me ha caído bien, y no cuesta nada ser indulgentes con la hipocondría que sale a la mínima oportunidad ni con los berrinches, tan comprensibles, que todo autor tiene cuando cree que la consideración de su obra no es la que se merece. De todas formas no creo que siga con estos libros ni que me ponga al día con los anteriores.
Me apunté el nombre de Ramón Gaya, pintor y escritor, del que habla bien en varias ocasiones, y que ya busqué y les comenté.
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