Desde 2001, con Dientes blancos, la carrera de la británica Smith (Londres, 1975) puede calificarse de triunfal: prestigiosos premios, selecciones en Granta, “chica de moda” entre las “jóvenes promesas” de la isla, etc. Siete años después de la endeble Sobre la belleza nos llega su cuarta novela.
La autora, con un talento innegable para reproducir la vida, tiende a trabajar con un número alto de personajes, ordinariamente londinenses cuyas familias son oriundas de otros países, a los que nos describe en sus intentos de abrirse paso. Leah, Natalie, Nathan y Felix crecieron juntos en un barrio del noroeste de la capital inglesa. Ahora están a mitad de la treintena y sus vidas han discurrido por caminos muy diferentes, con el común denominador de que ninguno se ha convertido en lo que esperaba ser. Sus interacciones en el presente reavivan crisis pasadas y les hacen plantearse hacia donde quieren conducir el resto de sus vidas. En varios de ellos pesan los efectos de graves errores pasados o presentes: desviación sexual, abortos, drogas y delitos. Hay elementos en juego como el éxito económico, la maternidad y la amistad.
El libro es desigual y termina sostenido casi sólo por el estilo, no exento de dificultades pero llamativamente expresivo y vivo aunque, por sus características, notablemente mermado por tratarse de una traducción: Smith juega con los acentos, la jerga, la puntuación, las mayúsculas, la alineación de los párrafos; comienza una frase por la mitad, deja otras sin terminar, mezcla narración con pensamiento y ambos con la letra de una canción de moda. El resultado de todo es una lograda inmersión en la realidad de unos personajes que no terminan de interesar nunca del todo pero que resulta muy estimable como artefacto literario. Los diálogos resultan muy buenos y las escenas de grupo, como una cena con conversaciones cruzadas, magistrales. El estilo de realismo de Smith (que incluye listas, monólogos, extractos de chats, caligramas, elipsis, etc), curiosamente, no resulta cargante sino oportuno y visual.
El conjunto es sombrío, a pesar de los frecuentes toques de humor. La tenue reflexión que parece subyacer en la historia sobre si cada uno tiene lo que se merece no termina en nada, seguramente porque ni se pretende. El ascenso social, la satisfacción sexual y la primacía de las emociones conducen unas vidas consecuentemente pobres y frustradas, en un entorno multicultural donde, en contraste, el color de la piel y el origen social parece que importan.
Quiza lea NW London. Zadie Smith , vere que tal está…