Carmen Martín Gaite

Esto dije hace 15 años de La Reina de las Nieves.

Leonado Villalba es un joven atormentado, insatisfecho y vacío. Su peligrosa afición por ambientes turbios le ha llevado a la cárcel por una temporada. Al salir, asiste desorientado a la trágica muerte de sus padres. Burgués intelectual y sensible, vive una existencia amenazada por su permanente crisis de identidad.

Sila, escritora retirada, habita un caserón mágico que en otro tiempo fuera residencia de los padres de Leonardo. Poco a poco, se nos va desvelando el misterio de esta alma indomable, atractiva, contrapunto vitalista de la sordidez de Leonardo.

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Educación de las matronas nobles romanas


(Terencia es la mujer de Cicerón, Julia es la hija de César y Aurelia la madre de César)

Terencia desistió y lo miró con aquellos ojos suyos que nunca se iluminaban de amor. Conocía bien las muchas debilidades de su marido, aunque ella no tuviera ninguna. A pesar de que Terencia no ambicionaba que se la considerase la nueva Cornelia, madre de los Gracos, sí poseía todas las virtudes propias de una matrona romana, cosa que hacía que a un hombre del carácter de Cicerón le resultase extremadamente difícil convivir con ella. Frugal, hacendosa, fría, testaruda, intransigente, sin pelos en la lengua, sin miedo a nadie y consciente de que estaba a la altura de cualquier hombre en cuanto a vigor mental. Ésa era Terencia, que no soportaba con alegría a ningún tonto, ni siquiera a su marido.

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En la educación de Julia se habían prodigado todos los cuidados, desde orientarla en temas como vestirse con gusto, hasta un despiadado entrenamiento en buenos modales. Por no hablar del modo nada sentimental y llano en que Aurelia le había enseñado a aceptar lo que la suerte le deparase, y a aceptarlo con gracia, con orgullo, sin desarrollar ningún sentido de la injuria o el resentimiento. De nada sirve desear un mundo diferente o mejor —era la moraleja perpetua de Aurelia—. Por el motivo que sea, este mundo es el único que tenemos, y debemos vivir en él tan feliz y tan agradablemente como podamos. No podemos luchar contra la Fortuna ni contra el Destino, Julia.

[Fuente: Las mujeres de César, de Colleen McCullough.]

Saviano

La escritura de Roberto Saviano se alimenta de su rabia. Tanta que le ha valido para escribir Gomorra, un acto casi suicida que confiamos en que no se lo lleve por delante.

Debate, es decir Mondadori, quiere explotar el éxito y se inventa un nuevo libro con dos breves relatos. Un joven de 21 años, un italiano del sur, en «misión de paz», salta por los aires en Afganistán. Deja novia de 17. El otro relato, también sobre la violencia, narra un episodio igual a los mil que se cuentan en Gomorra. Saviano tiende a la exageración expresiva y a un manierismo periodístico algo poético que a veces cansa un poco.

Creo que este es un librito oportunista y poco sustancioso. Pero me da la oportunidad de volver a recomendarles que lean Gomorra si aún no lo han hecho. Háganme caso.