Y con Scott Card di por concluída mi pequeña cata veraniega en el desconocido mundo (para mi) de la ciencia-ficción. Sólo me ha interesado un poco Dune, aunque no como para pasar de la primera. Muy poco Ender y La Guía del autoestopista galáctico, y flojillos los relatos de Asimov y Clarke de los que les hablé.
Así que me sigo quedando, si alguien me pregunta por esto, con cosas que leí hace muchos años, la serie Fundación de Asimov, las Crónicas marcianas de Bradbury, Tropas del espacio (Heinlein) y, por supuesto, 1984.
Claramente la ciencia-ficción no es lo mío.