[ Esta reseña se publicó en Aceprensa el 1.V.17 ]
Segunda novela que se traduce al castellano de la escritora norteamericana. Como en Tantos días felices, el tema vuelve a ser el matrimonio y las relaciones familiares. Si allí nos encontrábamos con dos parejas empezando a construir un futuro juntos, ahora tenemos un matrimonio aparentemente perfecto, con hijos y buena posición social, que hace aguas cuando la mujer emprende una aventura con un pintor.
Los Solo-Miller son judíos de clase media-alta neoyorkina que forman un grupo familiar altamente cohesionado. El hijo mayor es un abogado de éxito soltero e independiente, el menor está casado y sin hijos y lleva una vida original. Polly, la hija treintañera, está felizmente casada con Henry y tiene dos preciosos niños. Ella es jovial, tenaz, recta y muy competente socialmente. En la realidad, se siente poco atendida por un marido adicto al trabajo y pasa por encima de todas sus convicciones cuando conoce a Lincoln, un pintor bohemio que la enamora.

