Fontana. Muerte de un hombre feliz

FONTANAA principios de los ochenta se suceden los crímenes de sangre cometidos por la izquierda terrorista en Italia. El fiscal Giacomo Colnaghi lleva en Milán el proceso que investiga el asesinato de Vissani, un cirujano de la Democracia Cristiana. Es ayudado por dos compañeros, una magistrada izquierdista y otro fiscal procedente de una familia prestigiosa. Colnaghi es hijo de un obrero asesinado por los fascistas en los cuarenta. La historia de su padre, al que no llegó a conocer, se alterna con el presente de ese proceso judicial.

La novela es valiosa por varios motivos. El asunto de fondo es la justicia. El pasado familiar de Colnaghi, su trato con las víctimas de los brigadistas, los interrogatorios a los terroristas y su arraigada fe cristiana le llevan a reflexionar sobre el alcance de la ley humana, y cómo se relacionan con ella la piedad, la restitución del daño o el perdón. No son cuestiones frecuentes en la narrativa contemporánea.

Otro punto de interés es que se combina bien el ingrediente de historia social italiana (desde la posguerra hasta los llamados “años del plomo”), el suspense del proceso judicial y la historia personal del fiscal (sus relaciones familiares, sus ideales y  sus amigos, entre ellos un sacerdote y un librero con los que tiene sabias conversaciones). El círculo de muerte del odio, el rencor y la venganza sólo puede ser roto por el perdón. Colnaghi llega a sentir miedo y rabia como hombre, pero su sentido profesional y sus convicciones religiosas le impulsan a buscar una salida, incluso a riesgo de ser él mismo víctima de lo que trata de combatir.

El italiano Fontana (nacido en 1981, mismo año de los hechos que se narran) obtuvo con esta novela inteligente y dolorosa el premio Campiello. Un bello homenaje a los profesionales de la justicia que en Italia y otros países han llevado hasta sus últimas consecuencias la defensa de la verdad. 

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Sophie Hénaff y su comisaria Capestan

CapestanEn 36 quai de Les Orfèvres, la dirección más famosa de la novela policiaca francesa, han decidido reunir en un grupo a los policías quemados de todas las comisarías parisinas. Nadie los quiere en su grupo y resulta caro despedirlos. Gafes, adictos al alcohol o al juego, torpes especialistas en ciberdelitos, chivatos de Asuntos Internos y hasta una estrella algo escandalosa de la novela policiaca, todos al mando de Anne Capestan, una estrella en ascenso que ha metido gravemente la pata.

Les entregan expedientes de casos enterrados sin resolver sin ánimo aparente de que hagan nada con ellos. El inicio de la novela combina la presentación de los distintos componentes del grupo y de tres de los casos asignados: un camello de la droga, un marino asesinado veinte años atrás y una señora que apareció estrangulada en su casa hace seis años.

Los tres casos están bien y la trama es entretenida y bien resuelta. Pero lo mejor es el grupo. Capestan combina de modo explosivo una gran habilidad con las armas y un carácter impulsivo y con bajo autocontrol. Al mismo tiempo, ejerce un liderazgo empático que poco a poco va integrando a fuertes individualidades en un proyecto común, demostrar que pueden seguir siendo buenos policías. Sin coches, sin armas, sin apoyo, el experimento demuestra lo que puede lograrse haciendo todo lo que se puede con lo que se tiene, resolviendo con imaginación los problemas según se van presentando. Ninguno es perfecto pero todos suman.

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Lecturas y picoteos, 7 de 7

Soy Pilgrim_152X230De narrativa en otras lenguas me ha gustado últimamente Soy Pilgrim (Hayes): superagente contra superterrorista, con una trama impecable sostenida sin fisuras a lo largo de centenares de páginas.

Secuestrado (Stevenson) empieza muy bien pero se hace muy largo pronto, y con bastantes disquisiciones de historia política escocesa que no he tenido paciencia para desentrañar.

Tres audiolibros: HP IV (Rowling), nada que añadir; El rey de hierro (Druon), bien, pero por ahora no seguiré con el resto de la serie; y Sentido y sensibilidad (Austen), que ni es relectura ni es de mis favoritas de la británica.

Dos novedades que no están mal: Estimado Sr. M. (Koch), aunque (como la segunda) es peor que La cena; y Muerte de un hombre feliz (Fontana), la lucha de la justicia en Italia contra el terrorismo político.