Betty Smith

Hay tantas cosas interesantes en este libro que no sé por donde empezar. Es la historia de las hermanas Rommely, en particular de una de ellas y de su familia. Gente pobre que crece en Brooklyn a principios del S. XX. Mujeres de acero acostumbradas a la vida dura, un canto a la lucha y al valor de la familia, de la educación y el cariño como fuentes de la felicidad por delante del bienestar material, de la importancia de saber controlar las emociones. Una novela sobre la dignidad. Hacia tiempo que los personajes de un libro no me caían tan bien.

Hay además mucho amor a los libros. Los niños pueden no haber comido mucho cualquier día, pero no se acostarán sin su página de la Biblia y de Shakespeare. Interesantes comentarios sobre el papel de la ficción y de la imaginación en el desarrollo de los jóvenes.

Un sólo pero, se me ha hecho al final un pelín largo, sólo por eso no le doy sobresaliente.

El cebo

Es estupendo leer una buena trama con cosas que no has leído nunca, originales. Esto ocurre en El cebo.

El cubano Somoza (1959) ha publicado once novelas, con esta, desde 1996 y ha tocado todos los palos: erotismo, historia, policiaca, ciencia-ficción, fantasía, horror, y se ha labrado un lugar entre los escritores innovadores de suspense y misterio de cierta calidad e inteligencia.

El cebo es un thriller de persecución clásico donde la estrella es el perseguidor, para el que Somoza elabora una original e interesante teoría psicológica. El “psinoma” es el código matemático de nuestro deseo. Hay cincuenta tipos fundamentales o “filias” y cada persona tiene una. Un “cebo” teatraliza una determinada “máscara” (conjunto de gestos y palabras) ante la que un sujeto no puede dejar de reaccionar, lo “engancha” y lo somete a su voluntad. Esto se descubrió hace siglos, Shakespeare en concreto describe todas las tipologías fílicas en sus obras, y en la actualidad es una ciencia psicológica ultrasecreta en manos de la policía que entrena a cebos expertos en conducta para capturar a criminales. A primera vista puede pensarse en un intento reduccionista de coronar al placer como motor único del obrar, pero la idea es más compleja y tiene cierta consistencia, y, en todo caso, consistencia narrativa. Es el fin de las armas, los detectives y los forenses, y la hora de los “perfiladores” y de las máscaras manipuladoras de deseos.

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Unanimidad

Lo remarcable en Shakespeare es que realmente es muy bueno, pese a toda la gente que dice que es muy bueno.

Robert Ranke Graves

Cierto. Una rara mezcla de popularidad y calidad. No conozco a nadie a quien no le guste. No comparto la pasión de los pirados por Shakespeare pero veo claro que es un fenómeno sin parangón. Algún día me pondré a leerlo en serio.