Lecturas y picoteos, 7 de 7

Soy Pilgrim_152X230De narrativa en otras lenguas me ha gustado últimamente Soy Pilgrim (Hayes): superagente contra superterrorista, con una trama impecable sostenida sin fisuras a lo largo de centenares de páginas.

Secuestrado (Stevenson) empieza muy bien pero se hace muy largo pronto, y con bastantes disquisiciones de historia política escocesa que no he tenido paciencia para desentrañar.

Tres audiolibros: HP IV (Rowling), nada que añadir; El rey de hierro (Druon), bien, pero por ahora no seguiré con el resto de la serie; y Sentido y sensibilidad (Austen), que ni es relectura ni es de mis favoritas de la británica.

Dos novedades que no están mal: Estimado Sr. M. (Koch), aunque (como la segunda) es peor que La cena; y Muerte de un hombre feliz (Fontana), la lucha de la justicia en Italia contra el terrorismo político.

Cartarescu. Las Bellas Extranjeras

CARTARESCUEsperaba más de este libro de Cartarescu. Son tres artículos-reportajes en tono coloquial y algo machacón en los que el escritor relata sucesos que le han ocurrido. Exagera y estira la anécdota hasta el infinito, sobre todo en el relato central, el más pesado.

Ántrax es una paranoia kafkiana en torno a un sobre que recibe por correo el autor, que le sirve para dar un áspero (y a ratos divertido) repaso a las autoridades de su país, a los políticos, a los escritores y al arte moderno.

El viaje del hambre cuenta una lectura de poemas en un sitio perdido. Rumanía queda retratada muy en blanco y negro, resultando sobre todo un país pobre, sucio y deprimente.

Las Bellas Extranjeras relata un viaje de quince días por Francia de un grupo de escritores rumanos. No añade mucho más a todo lo anterior y encima es muy largo.

Cartarescu es ocurrente, original, divertido y gamberrete. Y tiende a enrollarse. Me gustaron más los relatos que les comenté.

Bartol: Alamut

BARTOL_AlamutLa recomendación del propio editor me llevó a esta novela histórica, destacable aunque menos apasionante de lo que me esperaba.

Año 1092, Irán. Los musulmanes divididos en dos grandes grupos: suníes (capital Bagdag, apoyo de los turcos) y chiíes (capital El Cairo). A los segundos pertenecen los ismaelitas, comandados por el profeta Hassan Ibn Sabbath y atrincherados en la fortaleza de Alamut. La novela va sobre la formación (oración, enseñanzas, dominio de la voluntad y destrezas guerreras) de los fedayines, secta de los hashashins (de donde viene “asesinos”) soldados fanáticos al servicio del ismaelismo.

La narración es firme, muy de estilo cuento oriental, con una estructura de muñecas rusas, y se sigue la trayectoria de tres fedayines y del empleo que hace de ellos Hassan, el Viejo de la Montaña, para destruir a sus enemigos suníes. Una historia de fanatismo religioso y manipulación psicológica que se convierte realmente en un canto al escepticismo y al permisivismo moral. Todo resulta ingenioso y entretenido, quizás un poco largo.